Busquen el bien y no el mal, y vivirán; así será verdad lo que ustedes dicen: que el Señor, el Dios todopoderoso está con ustedes.
Amós 5,14
Dios, como padre amoroso, constantemente advertía a su pueblo para que corrigiera su mala conducta y así evitarles dolorosas consecuencias. Como en la época del profeta Amós, cuando Israel había alcanzado expansión territorial y prosperidad económica.
Era una época de esplendor casi como en los días del rey David. Sin embargo, Dios pone al descubierto el lado negativo de aquella época ostentosa: el lujo desmesurado y el excesivo afán de lucro, la falsa religiosidad y el absoluto desprecio por la justicia, hizo que Dios decida poner fin a este estilo de vida.
A través del profeta exhorta a su pueblo al arrepentimiento, y envía este mensaje de advertencia. “Busquen lo bueno y no lo malo, y vivirán. Aborrezcan el mal; amen el bien”.
Esta advertencia está tan vigente hoy cómo en los días del profeta Amós, donde el consumismo, el egocentrismo, el hedonismo y la corrupción están a la orden del día y, muchas veces, nos hacen olvidar la invitación del Señor de buscar lo bueno. Pero, ¿qué es lo bueno? Jesús dijo que el único bueno es Dios. Si buscamos a Dios y amamos el bien, obtendremos como consecuencia vida y vida en abundancia.
Dios nos invita a vivir una vida de arrepentimiento y búsqueda del bien y de la justicia. Nos invita a no cerrar los ojos ni callar ante el mal, ante las injusticias; sino a buscar el bien, el amor del Padre y a abogar por la justicia.
¡Busquemos hermanas y hermanos lo bueno y lo justo!
“Yo amo a los que me aman, y los que me buscan, me encuentran.”
Karina Arntzen