El Señor afirma: Llegará el día en que cumpliré las promesas de bendición (…) En aquel tiempo Judá estará a salvo y Jerusalén vivirá segura. Éste es el nombre con que la llamarán: “El Señor es nuestra victoria”.
Jeremías 33,14-16
“Aie, Eia, Ae, ae, ae…”, quizás mientras leías este pequeño fragmento que forma parte del estribillo de esta conocida canción, ya lo hayas hecho recordando la melodía y la alegría, y la esperanza que esa melodía transmite.
Lo que el texto de Jeremías afirma cuando dice “llegará el día…”, lo pedimos incansablemente con el canto “Venga tu Reino, Señor, y comience tu fiesta en la vida…”. Un pedido que seguimos entonando, pues anhelamos que Dios transforme definitivamente el dolor y el sufrimiento en alegría y vida plena. La canción así lo expresa: “… y nuestra espera y dolor, transforma en plena alegría. Aie, Eia, Ae, ae, ae”.
Al leer el texto bíblico de Jeremías, recordé esta canción. ¡Con cuánta alegría y fe la cantamos en campamentos y otros encuentros! Quizás conozcas otras canciones que expresan este mismo incansable pedido a Dios: ¡Venga tu Reino y sé nuestra victoria, Señor!
La cercanía, el amor y el cariño que nos demostró Dios en Jesús nos brindan fuerza y esperanza para no perder la fe en que así será. ¡Que Dios nos permita formar parte de ello! Aferrémonos a su promesa sin cansancio y sigamos cantando y celebrando juntos/as, porque el día en que se cumpla su promesa llegará.
Señor, te pedimos que cumplas tu promesa, que Tú seas nuestra victoria y que tu Reino de justicia y rectitud se manifieste plenamente en medio nuestro. Fortalécenos en la fe y ayuda para que nunca perdamos la esperanza y la alegría de cantar juntos/as y celebrar que Tú eres nuestro Dios. Amén.
Christian Stephan