Lunes 9 de diciembre

El Señor es mi fortaleza y mi canción; ¡él es mi salvador!

Isaías 12,2b

La fortaleza no proviene de nuestra propia capacidad, sino de Dios y el versículo de hoy es una declaración de confianza y esperanza.
A menudo experimentamos momentos de debilidad y desánimo. Nos encontramos luchando contra las adversidades. En esos momentos, es natural preguntarnos dónde podemos poner nuestra esperanza y de dónde vendrá nuestro auxilio.
La respuesta, como nos recuerda Isaías, es que provienen de Dios, porque en la debilidad es en Él donde encontramos refugio. Él es nuestra roca, nuestra fortaleza inquebrantable en la que podemos confiar.
La vida puede ser abrumadora. Nos enfrentamos a obstáculos, pérdidas, incertidumbre y momentos de agotamiento. Pero en lugar de depender únicamente de nuestras propias fuerzas, debemos recordar que tenemos un salvador, un Dios que es nuestra fuente fortaleza cuando más lo necesitamos.
Cuando nos sentimos débiles, cuando las cargas de la vida parecen demasiado pesadas, Dios nos invita a hablarle a través de nuestra oración. Podemos encontrar consuelo y renovación en su presencia. Él es nuestra canción en medio de la tristeza, nuestra luz en la oscuridad y nuestra esperanza cuando todo parece perdido.
La fortaleza no proviene de nuestra propia capacidad, sino de Dios. Al confiar en Él, es más factible encontrar fuerzas para enfrentar el día a día.

Patricio Link

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