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Salmo 29
1 ¡Rindan al Señor, seres celestiales; rindan al Señor la gloria y el poder!
2 ¡Ríndanle la gloria digna de su nombre! ¡Adoren al Señor en su santuario hermoso!
3 La voz del Señor resuena sobre las aguas; el Dios de la gloria hace oír su voz. El Señor está sobre las muchas aguas.
4 La voz del Señor es potente; la voz del Señor es llena de majestad.
5 La voz del Señor quiebra los cedros; el Señor quiebra los cedros del Líbano.
6 Los hace saltar como becerros; al Líbano y al Sirión, como hijos de unicornios.
7 La voz del Señor envía llamas de fuego.
8 La voz del Señor hace temblar el desierto; el Señor hace temblar el desierto de Cades.
9 La voz del Señor hace estar de parto a las ciervas y desnuda las breñas; en su templo todos dicen: ¡Gloria!
10 El Señor preside en el diluvio; se sienta el Señor como rey para siempre.
11 El Señor dará fortaleza a su pueblo; el Señor bendecirá a su pueblo con paz.
Isaías 42:1-9
1 He aquí mi siervo, a quien yo sostengo; mi escogido, en quien mi alma tiene contentamiento; he puesto sobre él mi Espíritu; él traerá justicia a las naciones.
2 No gritará, ni alzará su voz, ni la hará oír en las calles.
3 No quebrará la caña cascada, ni apagará el pábilo que humea; con fidelidad traerá justicia.
4 No se cansará ni desmayará, hasta que establezca en la tierra justicia; y las costas esperarán su ley.
5 Así dice Dios Jehová, el creador de los cielos y el que los despliega, el que extiende la tierra y sus productos, el que da al pueblo que la habita aliento y espíritu a los que por ella andan:
6 Yo Jehová te he llamado en justicia, y te sostendré de la mano; te guardaré y te pondré por pacto del pueblo, por luz de las naciones,
7 para abrir los ojos de los ciegos, para sacar de la cárcel a los presos y de la casa de prisión a los que habitan en tinieblas.
8 Yo soy Jehová; ese es mi nombre; y a otro no daré mi gloria, ni mis alabanzas a esculturas.
9 He aquí, las cosas primeras han venido ya, y yo anuncio cosas nuevas; antes que salgan a luz, yo os las haré oír.
Hechos 8:14-17
14 Cuando los apóstoles que estaban en Jerusalén oyeron que Samaria había recibido la palabra de Dios, enviaron allí a Pedro y a Juan.
15 Estos, habiendo llegado, oraron por ellos para que recibieran el Espíritu Santo;
16 porque aún no había descendido sobre ninguno de ellos, sino que solamente habían sido bautizados en el nombre del Señor Jesús.
17 Entonces les imponían las manos y recibían el Espíritu Santo.
Lucas 3:15-17, 21-22
15 Y como el pueblo estaba en expectativa, y todos meditaban en sus corazones acerca de Juan, si quizás él sería el Cristo,
16 Juan respondió a todos diciendo: Yo a la verdad os bautizo en agua; pero viene uno más poderoso que yo, de quien no soy digno de desatar la correa de su calzado; él os bautizará en Espíritu Santo y fuego.
17 Su aventador está en su mano, y limpiará su era; y recogerá el trigo en su granero, pero quemará la paja con fuego inextinguible.
21 Aconteció que cuando todo el pueblo se bautizaba, también Jesús fue bautizado; y orando, el cielo se abrió.
22 Y descendió el Espíritu Santo sobre él en forma corporal como paloma; y vino una voz del cielo que decía: Tú eres mi Hijo amado; en ti tengo complacencia.
Agenda Evangélica: Salmo 89,2-5.27-30; Isaías 42,1-9; Romanos 12,1-8; Mateo 3,13-17; Josué 3,5-11.17 (P)