Salmo 91:1-2, 9-16
1 El que habita al abrigo del Altísimo
y se acoge a la sombra del Omnipotente,
2 dice al Señor:
«Tú eres mi esperanza,
mi Dios, ¡el castillo en el que pongo mi confianza!»

9 Porque has puesto al Señor, que es mi refugio,
al Altísimo, como tu protector,
10 no te sobrevendrá ningún mal,
ni la enfermedad llegará a tu casa.
11 Porque él mandará que sus ángeles
te cuiden en todos tus caminos.
12 Con sus manos te levantarán,
para que no tropieces con piedra alguna.
13 Aplastarás leones y serpientes;
¡dominarás cachorros de león y serpientes venenosas!

14 «Yo lo libraré, porque él se acoge a mí;
lo protegeré, porque reconoce mi nombre.
15 Él me invocará, y yo le responderé;
estaré con él en medio de la angustia,
lo libraré y lo llenaré de honores.
16 Le colmaré de muchos años de vida
y le haré gozar de mi salvación.»

Deuteronomio 26:1-11
1 Cuando hayas entrado en la tierra que el Señor tu Dios te da como herencia, y tomes posesión de ella y habites en ella,
2 tomarás las primicias de todos los frutos que recojas de la tierra que el Señor tu Dios te da, las pondrás en una canasta e irás al lugar que el Señor tu Dios haya escogido para que habite allí su nombre.
3 Te presentarás al sacerdote que esté en funciones en esos días, y le dirás: «Reconozco hoy, delante del Señor mi Dios, que he entrado en la tierra que el Señor juró dar a nuestros padres.»
4 El sacerdote tomará la canasta de tus manos y la colocará delante del altar del Señor tu Dios,
5 y tú dirás ante el Señor tu Dios:
«Mi padre fue un arameo errante, que descendió a Egipto con poca gente, y allí vivió y llegó a ser una nación grande, fuerte y numerosa.
6 Pero los egipcios nos maltrataron, nos afligieron y nos impusieron dura servidumbre.
7 Entonces clamamos al Señor, el Dios de nuestros padres, y el Señor escuchó nuestra voz, vio nuestra aflicción, nuestro trabajo y nuestra opresión,
8 y con mano poderosa y brazo extendido, con hechos aterradores, con señales y milagros, nos sacó el Señor de Egipto
9 y nos trajo a este lugar, y nos dio esta tierra, tierra que fluye leche y miel.
10 Por eso ahora traigo las primicias de los frutos de la tierra que tú, Señor, me has dado.»
Luego las pondrás delante del Señor tu Dios, y te postrarás ante él.
11 Después te regocijarás por todos los bienes que el Señor tu Dios te ha dado a ti y a tu familia, junto con los levitas y los extranjeros que vivan en tu casa.

Romanos 10:8b-13
8b «La palabra está cerca de ti; la tienes en la boca y en el corazón.» Esta es la palabra de fe que predicamos:
9 Si confiesas con tu boca que Jesús es el Señor, y crees en tu corazón que Dios lo levantó de entre los muertos, serás salvo.
10 Porque con el corazón se cree para alcanzar la justicia, pero con la boca se confiesa para alcanzar la salvación.
11 La Escritura dice: «El que crea en él, no será defraudado.»
12 Porque no hay diferencia entre judíos y no judíos, pues el mismo Señor es Señor de todos, y él es generoso con todos los que lo invocan.
13 Porque todo el que invoque el nombre del Señor será salvo.

Lucas 4:1-13
1 Jesús, lleno del Espíritu Santo, regresó del Jordán y fue llevado por el Espíritu al desierto,
2 donde por cuarenta días fue tentado por el diablo. No comió nada en aquellos días, así que después tuvo hambre.
3 Entonces el diablo le dijo:
—Si eres el Hijo de Dios, ordena a esta piedra que se convierta en pan.
4 Jesús le respondió:
—Escrito está: “No solo de pan vivirá el hombre.”
5 Luego el diablo lo llevó a un monte alto, y en un instante le mostró todos los reinos de la tierra,
6 y le dijo:
—Te daré todo el poder y la gloria de estos reinos, porque a mí me han sido entregados, y yo los doy a quien quiero.
7 Si te arrodillas delante de mí, todo será tuyo.
8 Jesús le respondió:
—Escrito está: “Adorarás al Señor tu Dios, y a él solo servirás.”
9 Luego el diablo lo llevó a Jerusalén, y lo puso sobre el pináculo del templo, y le dijo:
—Si eres el Hijo de Dios, lánzate de aquí abajo;
10 porque escrito está:
“Dará órdenes a sus ángeles acerca de ti,
para que te guarden,”
11 y
“En sus manos te sostendrán,
para que no tropieces con piedra alguna.”
12 Jesús le respondió:
—También está escrito: “No tentarás al Señor tu Dios.”
13 Así que el diablo, habiendo agotado todo recurso de tentación, se apartó de él, esperando un momento más oportuno.

Agenda Evangélica: Salmo 91,1-6.9-12; Génesis 3,1-19(20-24); Hebreos 4,14-16 (P); Mateo 4,1-11