Salmo 63:1-8
1 Dios mío, tú eres mi Dios;
de todo corazón te busco.
Mi alma tiene sed de ti,
mi cuerpo entero te anhela
en esta tierra seca y árida,
donde no hay agua.

2 Quiero contemplarte en tu santuario,
y admirar tu poder y tu gloria.
3 Tu amor es mejor que la vida;
por eso mis labios te alabarán.
4 Te bendeciré mientras viva,
y alzando mis manos, invocaré tu nombre.

5 Mi alma quedará satisfecha
como de un suculento banquete,
y mis labios te alabarán con alegría.
6 Durante el descanso nocturno
meditaré en ti,
y pensaré en ti toda la noche.

7 Porque tú eres mi socorro,
y bajo la sombra de tus alas
canto lleno de alegría.
8 Mi alma está apegada a ti,
y tu diestra me sostiene.

Isaías 55:1-9
1 «¡Vengan a las aguas,
todos los que tienen sed!
Vengan a comprar y a comer,
aunque no tengan dinero;
vengan, compren vino y leche,
sin pago alguno.

2 ¿Por qué gastan dinero en lo que no es pan,
y su salario en lo que no satisface?
Escúchenme con atención,
y comerán lo que es bueno;
su alma se deleitará con manjares deliciosos.

3 Presten atención y vengan a mí;
escuchen, y vivirán.
Haré con ustedes un pacto eterno,
fiel a las misericordias prometidas a David.

4 Yo lo puse como testigo para los pueblos,
como su jefe supremo.
5 Tú llamarás a naciones que no conocías,
y naciones que no te conocían
correrán hacia ti,
por causa del Señor tu Dios,
el Santo de Israel,
que te ha colmado de honor.»

6 Busquen al Señor mientras pueda ser hallado;
llámenlo mientras está cerca.
7 Que abandone el malvado su camino,
y sus pensamientos perversos el hombre inicuo.
Vuélvanse al Señor,
que tendrá compasión de ustedes;
vuélvanse a nuestro Dios,
que es generoso para perdonar.

8 «Porque mis pensamientos no son los de ustedes,
ni sus caminos son los míos
—afirma el Señor—.
9 Mis caminos y mis pensamientos
son más altos que los de ustedes;
¡más altos que los cielos sobre la tierra!»

1 Corintios 10:1-13
1 Hermanos, no quiero que ignoren que todos nuestros padres estuvieron bajo la nube, y que todos pasaron por el mar;
2 todos fueron bautizados en la nube y en el mar, para unirse a Moisés;
3 todos comieron el mismo alimento espiritual,
4 y todos bebieron la misma bebida espiritual, porque bebían de la roca espiritual que los seguía; y la roca era Cristo.
5 Sin embargo, de la mayoría de ellos no se agradó Dios, y sus cuerpos quedaron tendidos en el desierto.

6 Todo esto sucedió como ejemplo para nosotros, para que no codiciemos lo malo, como ellos lo hicieron.
7 No sean idólatras, como algunos de ellos, según está escrito: «El pueblo se sentó a comer y a beber, y se levantó a divertirse.»
8 No cometamos inmoralidades sexuales, como algunos de ellos lo hicieron, y en un solo día perecieron veintitrés mil.
9 Tampoco pongamos a prueba a Cristo, como algunos de ellos lo hicieron, y murieron por las mordeduras de las serpientes.
10 Ni murmuren, como algunos de ellos murmuraron, y perecieron a manos del destructor.

11 Todo esto les sucedió como ejemplo, y quedó escrito para advertencia nuestra, pues vivimos en los últimos tiempos.
12 Por lo tanto, si alguien piensa que está firme, tenga cuidado de no caer.
13 Ustedes no han sufrido ninguna tentación que no sea común al género humano. Pero Dios es fiel, y no permitirá que ustedes sean tentados más allá de lo que puedan aguantar. Más bien, cuando llegue la tentación, él les dará también una salida a fin de que puedan resistir.

Lucas 13:1-9
1 En ese mismo tiempo, algunos que estaban allí le contaron a Jesús acerca de los galileos cuya sangre Pilato había mezclado con los sacrificios de ellos.
2 Jesús les respondió:
—¿Piensan ustedes que esos galileos, por haber sufrido de esa manera, eran más pecadores que todos los demás galileos?
3 ¡De ninguna manera! Pero si ustedes no se arrepienten, también perecerán.
4 ¿Y qué me dicen de aquellos dieciocho que murieron cuando la torre de Siloé se desplomó sobre ellos? ¿Piensan que eran más culpables que todos los demás habitantes de Jerusalén?
5 ¡De ninguna manera! Pero si ustedes no se arrepienten, también perecerán.

6 Entonces les contó esta parábola:
—Un hombre tenía una higuera plantada en su viñedo, pero cuando fue a buscar fruto en ella, no encontró nada.
7 Así que le dijo al viñador: “Mira, ya hace tres años que vengo a buscar fruto en esta higuera, y no encuentro nada. ¡Córtala! ¿Para qué ha de ocupar terreno inútilmente?”
8 Pero el viñador respondió: “Señor, déjala todavía este año. Voy a cavar alrededor de ella y a echarle abono.
9 Si da fruto el próximo año, bien; si no, entonces la cortas.”

Agenda Evangélica: Salmo 34,16-23; 1 Reyes 19,1-8(9-13a); Efesios 5,1-2(3-7)8-9; Lucas 9,57-62; Jeremías 20,7-11a(11b-13) (P)