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Salmo 148
1 Alabad a Jehová desde los cielos;
alabadle en las alturas.
2 Alabadle, todos sus ángeles;
alabadle, todos sus ejércitos.
3 Alabadle, sol y luna;
alabadle, todas las estrellas lumbreras.
4 Alabadle, cielos de los cielos,
y las aguas que están sobre los cielos.
5 Alaben el nombre de Jehová,
porque él mandó, y fueron creados.
6 Los hizo ser eternamente y para siempre;
les dio una ley que no será quebrantada.
7 Alabad a Jehová desde la tierra,
monstruos marinos y todos los abismos;
8 fuego y granizo, nieve y vapores,
viento de tempestad que ejecuta su palabra;
9 los montes y todos los collados,
el árbol de fruto y todos los cedros;
10 las bestias y todo animal,
los reptiles y las aves que vuelan;
11 los reyes de la tierra y todos los pueblos,
los príncipes y todos los jueces de la tierra;
12 los jóvenes y las doncellas,
los ancianos y los niños.
13 Alaben el nombre de Jehová,
porque solo su nombre es enaltecido;
su gloria es sobre tierra y cielos.
14 Ha exaltado el poderío de su pueblo.
Alabanza de todos sus santos,
de los hijos de Israel, el pueblo a él cercano.
Alabad a Jehová.
Hechos 11:1-18
La controversia sobre la conversión de los gentiles
1 Los apóstoles y los hermanos que estaban en Judea oyeron que también los gentiles habían recibido la palabra de Dios.
2 Y cuando Pedro subió a Jerusalén, le disputaban los que eran de la circuncisión,
3 diciendo:
—¿Por qué has entrado a casa de hombres incircuncisos y has comido con ellos?
4 Entonces Pedro les contó, de principio a fin, lo que le había sucedido, diciendo:
5 Estaba yo en la ciudad de Jopé orando, y vi en éxtasis una visión, en la cual descendía algo como un gran lienzo, que atado por las cuatro puntas, descendía del cielo hasta donde yo estaba.
6 Y miré, y vi en él cuadrúpedos de la tierra, bestias, reptiles y aves del cielo.
7 Y oí una voz que me decía:
—Levántate, Pedro, mata y come.
8 Entonces respondí:
—No, Señor, porque ninguna cosa común o inmunda he comido jamás.
9 Y volvió la voz a hablarme desde el cielo:
—Lo que Dios ha limpiado, no lo llames tú común.
10 Esto sucedió tres veces, y luego todo volvió a ser recogido en el cielo.
11 En aquel mismo momento, tres hombres que habían sido enviados de Cesarea a casa de Simón me buscaron.
12 Y el Espíritu me dijo que fuera con ellos, sin dudar. Estos seis hermanos también fueron conmigo, y entramos en la casa de aquel hombre.
13 Y él nos contó cómo había visto en su casa al ángel, que se puso en pie y le dijo:
—Envía a Jopé, y haz venir a Simón, el que tiene por sobrenombre Pedro;
14 el cual te hablará palabras por las cuales serás salvo tú y toda tu casa.
15 Y cuando comencé a hablar, el Espíritu Santo cayó sobre ellos, así como sobre nosotros al principio.
16 Entonces me acordé de lo que dijo el Señor:
—Juan ciertamente bautizó con agua, pero vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo.
17 Si Dios, pues, les dio también el mismo don que a nosotros cuando creímos en el Señor Jesucristo, ¿quién era yo para que pudiese estorbar a Dios?
18 Y oyendo esto, callaron, y glorificaron a Dios, diciendo:
—De manera que también a los gentiles ha dado Dios el arrepentimiento para vida.
Apocalipsis 21:1-6
La nueva creación
1 Vi un cielo nuevo y una tierra nueva, porque el primer cielo y la primera tierra pasaron, y el mar ya no existía más.
2 Y yo, Juan, vi la ciudad santa, la nueva Jerusalén, que descendía del cielo, de parte de Dios, dispuesta como una novia ataviada para su marido.
3 Y oí una gran voz del cielo que decía:
—He aquí el tabernáculo de Dios con los hombres, y él morará con ellos; y ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará con ellos como su Dios.
4 Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor, porque las primeras cosas pasaron.
5 Y el que estaba sentado en el trono dijo:
—He aquí, yo hago nuevas todas las cosas.
Y me dijo:
—Escribe, porque estas palabras son fieles y verdaderas.
6 Y me dijo:
—Hecho está. Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin. Al que tuviere sed, yo le daré gratuitamente de la fuente del agua de la vida.
Juan 13:31-35
El mandamiento nuevo
31 Cuando él hubo salido, dijo Jesús:
—Ahora es glorificado el Hijo del Hombre, y Dios es glorificado en él.
32 Si Dios es glorificado en él, también Dios lo glorificará en sí mismo, y pronto lo glorificará.
33 Hijitos, aún un poco estoy con vosotros. Me buscaréis, pero como dije a los judíos: «Adonde yo voy, vosotros no podéis ir», también os lo digo ahora.
34 Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos a otros.
35 En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros.
Agenda Evangélica: Salmo 98; 1 Samuel 16,14-23; Colosenses 3,12-17; Lucas 19,37-40; Hechos 16,23-34 (P)