Salmo 111
1 Alabaré a Jehová con todo mi corazón,
en el consejo de los rectos y en la congregación.
2 Grandes son las obras de Jehová,
buscadas de todos los que las quieren.
3 Gloria y hermosura es su obra,
y su justicia permanece para siempre.
4 Ha hecho memorable sus maravillas;
Jehová es clemente y misericordioso.
5 Dio comida a los que le temen;
para siempre se acordará de su pacto.
6 Mostró a su pueblo el poder de sus obras,
dándoles la heredad de las naciones.
7 Las obras de sus manos son verdad y juicio;
fieles son todos sus mandamientos.
8 Establecidos son para siempre y para siempre,
hechos con verdad y rectitud.
9 Enviando redención a su pueblo,
ha ordenado para siempre su pacto;
santo y temible es su nombre.
10 El principio de la sabiduría es el temor de Jehová;
buena inteligencia tienen todos los que practican sus mandamientos.
Su loor permanece para siempre.

2 Reyes 5:1-3, 7-15c
1 Naamán, jefe del ejército del rey de Siria,
era varón grande delante de su señor, y lo tenía en alta estima,
porque por medio de él Jehová había dado salvación a Siria;
pero este hombre era leproso.
2 Y de Siria habían salido bandas de los sirios,
y habían llevado cautiva de la tierra de Israel a una muchacha,
la cual servía a la mujer de Naamán.
3 Y ella dijo a su señora:
Si rogase mi señor al profeta que está en Samaria,
él lo sanaría de su lepra.
7 Y aconteció que cuando el rey de Israel leyó la carta, rasgó sus vestidos,
y dijo:
¿Soy yo Dios, para matar y para dar vida,
que este me envía a que cure a un hombre de su lepra?
Mirad, ya veis que busca ocasión contra mí.
8 Cuando Eliseo, el varón de Dios, oyó que el rey de Israel había rasgado sus vestidos,
envió a decir al rey:
¿Por qué has rasgado tus vestidos?
Que venga a mí, y sabrá que hay profeta en Israel.
9 Entonces Naamán vino con sus caballos y con su carro,
y se paró a la puerta de la casa de Eliseo.
10 Y Eliseo le envió un mensajero, diciendo:
Ve y lávate siete veces en el Jordán, y tu carne se te restaurará, y serás limpio.
11 Naamán se fue enojado, diciendo:
He aquí, yo decía para mí: Saldrá luego él, y estando en pie invocará el nombre de Jehová su Dios,
y alzará su mano sobre el lugar de la lepra, y sanará al leproso.
12 ¿No son Abana y Farfar, ríos de Damasco, mejores que todas las aguas de Israel?
¿No me podría yo lavar en ellos, y ser limpio?
Y se volvió y se fue enojado.
13 Y sus siervos se le acercaron y le hablaron, diciendo:
Padre mío, si el profeta te hubiera mandado alguna gran cosa, ¿no la habrías hecho?
Cuánto más, diciéndote: Lávate, y serás limpio.
14 Entonces él descendió, y se zambulló siete veces en el Jordán, conforme a la palabra del varón de Dios;
y su carne se volvió como la carne de un niño, y quedó limpio.
15 Y volvió al varón de Dios, él y toda su compañía, y se presentó delante de él,
y dijo:
He aquí, ahora conozco que no hay Dios en toda la tierra, sino en Israel.

2 Timoteo 2:8-15
8 Acuérdate de Jesucristo,
resucitado de los muertos,
de linaje de David,
según mi evangelio,
9 en el cual sufro penalidades hasta prisiones a manera de malhechor;
mas la palabra de Dios no está presa.
10 Por tanto, todo lo soporto por amor de los escogidos,
para que ellos también obtengan la salvación que es en Cristo Jesús con gloria eterna.
11 Palabra fiel es esta: Si morimos con él, también viviremos con él;
12 si sufrimos, también reinaremos con él;
si le negamos, él también nos negará;
13 si somos infieles, él permanece fiel;
él no puede negarse a sí mismo.
14 Esto manda enseñar, amonestando delante de Dios,
que no contiendan sobre palabras, lo cual para nada aprovecha,
sino que es para perdición de los oyentes.
15 Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado,
como obrero que no tiene de qué avergonzarse,
que usa bien la palabra de verdad.

Lucas 17:11-19
11 Y aconteció que yendo Jesús a Jerusalén, pasaba entre Samaria y Galilea.
12 Y al entrar en una aldea, le salieron al encuentro diez hombres leprosos,
los cuales se pararon de lejos,
13 y alzaron la voz, diciendo:
Jesús, Maestro, ten misericordia de nosotros.
14 Cuando él los vio, les dijo:
Id, mostraos a los sacerdotes.
Y aconteció que mientras iban, fueron limpiados.
15 Entonces uno de ellos, viéndose que estaba limpio,
volvió glorificando a Dios a gran voz,
16 y se postró rostro en tierra a sus pies, dándole gracias;
y este era samaritano.
17 Respondiendo Jesús, dijo:
¿No son diez los que fueron limpiados?
¿Y los nueve dónde están?
18 ¿No hubo quien volviese y diese gloria a Dios, sino este extranjero?
19 Y le dijo:
Levántate, vete; tu fe te ha salvado.

Agenda Evangélica: Salmo 138; Isaías 49,1-6; Romanos 10,9-17(18); Mateo 15,21-28; Josué 2,1-21 (P)