También por medio de este evangelio se salvarán, si se mantienen firmes en él, tal como yo se lo anuncié; de lo contrario, habrán creído en vano.
1 Corintios 15,2
Hermanos y hermanas, qué bueno recordarnos una y otra vez que Jesús, con su muerte, ganó la batalla por nosotros. Transformó nuestras vidas, nos liberó, nos rescató: ¡Estas sí que son buenas noticias!
El apóstol Pablo, llamado a anunciar la palabra de Dios, presenta al evangelio como la posibilidad de alcanzar la salvación por medio de la fe. En la carta a los Romanos, refiere a él como poder de Dios para que todos aquellos que en Él creen alcancen la salvación.
La buena noticia que Dios nos anuncia es la muerte y resurrección de Jesús, y nos invita a mantenernos firmes en su evangelio. ¿Qué significa mantenerse firme en él? Todos somos llamados a creer en la promesa de Jesús y a obrar en palabras y hechos según lo que Él nos enseñó, transitando este tiempo como testigos de su palabra y de su reino.
Como cristianos tenemos la misión de vivir una vida de servicio, en donde nuestras acciones sean reflejo de nuestra fe, sean una muestra viva de que creemos en un Jesús resucitado, compañero y bondadoso.
Esta misión me remonta a los campamentos juveniles, en donde la buena noticia se sigue proclamando, anunciando, por medio de los devocionales, la alabanza, las oraciones y continúa cautivando nuestras vidas. Cuando nos encontramos unidos, en comunión, la certeza en un Cristo resucitado se enciende en nosotros como una lámpara, un fuego que nos acoge y con el cual tenemos la posibilidad de abrazar a otros.
Que alegría saber que luego de tantos años el evangelio se sigue proclamando y continúa cautivando la vida y los corazones de muchas personas. El apóstol nos invita a regresar a esas enseñanzas, tenerlas presentes y no perderlas de vista. En esas buenas nuevas encontramos los cimientos de nuestra fe.
Sofia Ayelen Schenhals