Domingo 9 de marzo

 

1° domingo de Cuaresma

 

El diablo entonces le dijo: —Si de veras eres Hijo de Dios, ordena a esta piedra que se convierta en pan. Jesús le contestó: —La Escritura dice: “No solo de pan vivirá el hombre.”

 

Lucas 4,3-4

 

“Los ricos, los más deprimidos”, titulaba la BBC News en su portal de internet. Somos criaturas hechas a imagen y semejanza de Dios. Aunque tengamos el estómago lleno de alimentos, la casa llena de cosas y bienes materiales en abundancia, si no está Dios en el corazón, siempre habrá un gran vacío. Solo la presencia y cercanía de nuestro creador pueden darnos quietud, calma y confianza para el presente y el porvenir. Cuando se agolpan en nuestra mente los recuerdos felices del pasado o de la infancia, estos siempre están relacionados con vivencias y sentimientos de alegría compartidos. Es muy raro recordar qué ropa usábamos o qué comida compartíamos. Y cuando recordamos lo que nos cocinaban, es porque lo asociamos con el bienestar del momento vivido. “No solo de pan vivirá el hombre”, dice Jesús. Y es porque necesitamos de la palabra de Dios y de la comunión con Él. Vivimos una vida en plenitud sólo cuando tenemos lo suficiente para sustentarnos materialmente y una vida de fe con una comunidad de cristianos. Una comunidad en la que podamos reunirnos periódicamente para compartir nuestra alabanza y gratitud al Dador de toda vida, así como también para compartir los sacramentos. La plenitud absoluta la obtenemos solo cuando nos alimentamos del pan eterno y vamos a Jesús, quien dijo: “Yo soy el pan que da vida. Quien viene a mí, nunca tendrá hambre; y quien cree en mí, nunca tendrá sed” (Juan 6,35).

 

Fabián Pagel

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