El Señor es mi luz y mi salvación, ¿de quién podré tener miedo? El Señor defiende mi vida, ¿a quién habré de temer?
Salmo 27,1
Según el diario online El Confidencial, entre los mayores miedos de las personas figuran la muerte, la soledad y la mutilación. El miedo está presente en la vida de todas las personas. Cada uno tiene miedo o temor a una o varias situaciones del presente o futuro, incluso a insectos, animales o ciertas enfermedades. Es la vivencia de nuestra fragilidad humana, donde tomamos conciencia de que no somos in- mortales, que no tenemos el dominio y control de todo lo que sucede a nuestro alrededor. En estos momentos de sombra y oscuridad, tenemos a nuestro Dios que es luz y salvación. Ese Dios que, en la inmensidad de su amor y la gloria de su poder infinito, nos calma y aquieta nuestros temores. Él nos conoce en la profundidad de nuestro pensar y sentir. Él tiene el poder para transformar nuestras vidas, sanar enfermedades, y guiar nuestro presente y nuestro porvenir. Nuestra sociedad está llena de desasosiego, de un sentimiento de malestar generalizado y miedo, a pesar de todos los avances en distintos ámbitos, que deberían ofrecer tranquilidad y paz. Esto se debe a que se ha confiado solo en la capacidad humana de resolverlo todo, dejando de lado a Dios, quien puede traer paz, luz y salvación. Él nos provee la inteligencia para lograrlo todo y nos da la vida con todo lo bueno que ella tiene, para que podamos darle gracias, elevar loor y alabanza a su precioso nombre. Nos invita el Salmo 117: “Naciones y pueblos todos, alaben al Señor, pues su amor por nosotros es muy grande, ¡Aleluya!”.
Fabián Pagel