Sábado 22 de marzo

 

Ustedes no han pasado por ninguna prueba que no sea humanamente soportable. Y pueden ustedes confiar en Dios, que no los dejará sufrir pruebas más duras de lo que pueden soportar. Por el contrario, cuando llegue la prueba, Dios les dará también la manera de salir de ella, para que puedan soportarla.

 

1 Corintios 10,13

 

¡Qué esperanza nos da Pablo al decir que las pruebas serán soportables!
En una reunión de un grupo diacrónico cristiano, una voluntaria compartió sobre su enfermedad y expresó que pedía poder soportar los tratamientos a los que tendría que someterse. Podría haberle mencionado este versículo si lo hubiera tenido presente en ese momento.
Sin embargo, en la traducción de Reina y Valera se utiliza la palabra “tentación” en lugar de “prueba,” tal vez más acorde con animar a los cristianos de Corinto a resistir el pecado. Ahora bien, ¿hay mucha diferencia entre lo que llamamos prueba y lo que llamamos tentación? Parece una diferencia enorme. Asociamos la prueba con la enfermedad, la soledad o la pérdida del empleo, mientras que a las tentaciones prácticamente les damos la bienvenida: el consumismo, aunque daña la creación, la indiferencia al dolor ajeno y la elección de un camino fácil en situaciones difíciles.
Pero, desde otro punto de vista, prueba y tentación son solo dos manifestaciones similares del mal que nunca falta, con mayor o menor responsabilidad por nuestra parte. Cuánta es esta responsabilidad es algo difícil de evaluar para el ser humano, como ya se ve en el libro de Job. En cualquier caso, por medio de Jesús tenemos perdón de pecados y esperanza en medio de esas adversidades.

 

Tomás Tetzlaff

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