Cristo es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda la creación.
Colosenses 1,15 (RVR95)
Por conducto de Epafras, mientras Pablo estaba preso en Roma, recibió noticias de que en la iglesia de Colosas se habían infiltrado doctrinas que se desviaban del evangelio.
Esa doctrina, conocida como la Herejía de Colosas, era una mezcla adoptada por judíos convertidos al cristianismo que seguían ideas neoplatónicas. Sus características distintivas incluían el gnosticismo, el legalismo, el misticismo y el ascetismo.
Toda esta herejía fue combatida por los Padres Apologistas, como Justino, Tertuliano e Ireneo.
Pero, como toda herejía, nunca termina de irse. Por ello, lo escrito por Pablo a la iglesia de Colosas es pertinente más de dos mil años después, ya que esas ideas siguen estando presentes hoy en día.
Las ideologías son las religiones de nuestro tiempo y se infiltran en la membresía de todas las denominaciones. Por ello, debemos desechar todos los “ismos” del siglo XXI y, al igual que los cristianos de los primeros siglos, tener como ancla la suficiencia de Cristo. Tal como lo indica el himno cristológico, que proclama la grandeza de Cristo en su relación con Dios, con toda la creación y, en especial, con la iglesia que es su cuerpo, destacando la obra reconciliadora de Cristo para con toda la humanidad y particularmente con aquellos que le reciben como Señor y salvador de sus vidas.
Cristo Jesús es la respuesta suficiente para todas las necesidades presentes y futuras de todos. Él es la plenitud, la riqueza, la sabiduría, la obra completa en la cruz, la divinidad, el triunfo sobre principados, potestades y, fundamentalmente, la muerte.
Iglesia: ¡Enseña a Cristo!
Omar Darío Dalinger