«Huellas que convocan»: Segundo Encuentro Sinodal de Mujeres de la IERP

Más de 125 mujeres de la Iglesia Evangélica del Río de la Plata (IERP), provenientes de Argentina, Paraguay y Uruguay, participaron del Segundo Encuentro Sinodal de Mujeres, que tuvo lugar en el Instituto Línea Cuchilla, en Ruiz de Montoya, Misiones. Bajo el lema “Caminos de ayer que hoy nos convocan”, el encuentro propuso mirar hacia atrás con gratitud, reconociendo a las mujeres que abrieron senderos, y mirar hacia adelante, asumiendo los desafíos actuales en la vida de fe, en las comunidades y en la sociedad. Durante cuatro jornadas intensas, se compartieron devocionales, estudios bíblicos con perspectiva de género, talleres temáticos, espacios artísticos, testimonios y momentos de profunda comunión entre mujeres de distintas generaciones.

 

Uno de los gestos simbólicos más potentes del encuentro ocurrió durante el devocional de apertura, en el marco del movimiento internacional “Jueves de Negro”, una campaña que denuncia la violencia contra las mujeres. Las participantes vistieron de negro y, en un acto litúrgico cargado de sensibilidad, imaginariamente colocaron sus dolores en capullos de mariposas elaborados en tul y tomaron un broche con una mariposita como un símbolo de la transformación que Dios es capaz de realizar cuando se deposita en sus manos las cargas y los dolores. “Fue muy fuerte poder nombrar lo que nos dolía y sentirnos acompañadas en ese gesto”, comentó emocionada Elida Schneider, participante del distrito Paraguay. También se construyó una gran línea de tiempo en el salón central, con fotos e historias de mujeres que dejaron huellas en la IERP, como forma de reconocer y agradecer a quienes hicieron posible el camino de hoy.

 

El programa incluyó estudios bíblicos con enfoque de género, donde se abordaron textos que involucran a mujeres en la Biblia desde una lectura crítica, centrada en sus voces, luchas y silencios. Figuras como Agar, Rut, María, Priscila y Miriam fueron resignificadas a la luz de los contextos actuales. “Nos propusimos leer la Palabra desde nuestra experiencia, y eso nos llevó a descubrir muchas cosas que antes pasaban desapercibidas”, explicó la pastora Estela Andersen, parte del equipo organizador. Además, hubo talleres temáticos sobre salud integral, maternidad, feminismo, espiritualidad, derecho y gestión de las emociones, entre otros. En paralelo, ocho talleres creativos ofrecieron espacios donde el arte se convirtió en lenguaje de sanación, memoria y esperanza.

 

 

La presencia de jóvenes fue otro rasgo destacado del encuentro. Participaron activamente guiando juegos, momentos de recreación y fogones. “Lo que más me emocionó fue ver cómo se mezclaban las generaciones. Acá no hay competencia, hay ganas de aprender unas de otras”, compartió Azul Knecht, co-Coordinadora Juvenil General de la IERP. También se vivieron momentos de reflexión colectiva sobre el rol de las mujeres en la iglesia, la necesidad de seguir avanzando en espacios de participación plena y el deseo de construir comunidades más justas, seguras y horizontales. En ese marco, se votó el nuevo nombre del equipo organizador, que desde ahora se llamará “Mujeres Ierpinas”, y se eligió un logo representativo.

 

 

El encuentro concluyó con un culto de cierre profundamente simbólico, bajo el lema “Siguiendo las huellas del Buen Pastor”, guiado por pastoras, vicarias y diáconas de la iglesia. La liturgia incluyó el “Credo de las mujeres” y la Santa Cena, celebrada como signo de comunión y esperanza. La pastora Annedore Held, con más de 40 años de ministerio, tuvo a su cargo la predicación. Por otra parte había expresado que si bien se escucha más a las mujeres hoy, aún hay desafíos como profundizar la inclusión.”Hay que seguir trabajando”, señaló. Con el envío final, se animó a todas a seguir caminando juntas, dejando huellas de fe, justicia y ternura. Como dijo Iris Andrea Reckziegel, vicepresidenta de la IERP: “Es un refugio que invita a autoanalizarnos, ver qué qué hacemos, qué huellas dejamos nosotros en en la vida de las demás personas, en nuestras congregaciones, en las comunidades y en la iglesia toda”.

 

Fuente: Hora de Obrar

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