Por fe, los israelitas pasaron el Mar Rojo como si fuera tierra seca; luego, cuando los egipcios quisieron hacer lo mismo, se ahogaron. Por fe cayeron los muros de la ciudad de Jericó, después que los israelitas marcharon alrededor de ellos durante siete días. Y por fe, Rahab, la prostituta, no murió junto con los desobedientes, porque ella había recibido amistosamente a los espías de Israel
Hebreos 11,29-31
El capítulo 11 de la carta a los hebreos es el capítulo de la fe. El autor comienza estableciendo una distinción entre lo visible y lo in- visible (11,1) y luego nos presenta una serie de ejemplos de personas que creyeron y depositaron plenamente su fe en Dios. En los versículos que abordaremos hoy, encontramos tres ejemplos destacados.
El versículo 29 hace referencia a la historia en la que el pueblo de Israel cruza el Mar Rojo (Éxodo 14), el 30 hace referencia a la conquista de Jericó (Josué 6) y el 31 refiere a cuando Rahab ayudó a los espías que Josué había enviado a Jericó (Josué 2). En estos tres ver- sículos se nos presentan acontecimientos casi increíbles.
Pero, ¿qué tienen en común esos ejemplos? En primer lugar, actuaron por fe. Su fe los llevó a creer que sucederían cosas impensadas. En segundo lugar, la fe no los llevó a confiar en sus propias capacidades para hacer cosas extraordinarias, increíbles o impensadas, sino a entregarse y depositar plenamente su confianza en Dios, sabiendo que Él es capaz de hacer grandes cosas. No se trata solo de pedir a Dios que actúe, sino de confiar y creer que Él actúa.
Ricardo Adolfo Becker