Sábado 16 de agosto

 

Fijemos nuestra mirada en Jesús, pues de él procede nuestra fe y él es quien la perfecciona.

 

Hebreos 12,2

 

Pasado, presente, futuro.

Testigos, ejemplos a seguir.

Enredos, estorbos, dificultades: Un camino, una carrera.

Una meta a alcanzar…

Tres momentos, tres actitudes…

 

¡Qué bueno eran los tiempos pasados! ¡Qué increíble era la fe de nuestros padres! Con poco y desde la nada, construyeron, progresaron y edificaron iglesias y comunidades.
Pero ahora, ¡qué tiempos tan difíciles! Parece que nadie quiere ayudar, a nadie le importa nada. Ya no hay respeto y parece que nadie quiere ir a la iglesia.
Es difícil, pero no imposible. Miremos hacia adelante y no nos enredemos en el pesimismo. No todo el tiempo pasado fue mejor. Hay un presente lleno de oportunidades. Cada día, Dios nos brinda señales de vida y motivos para la esperanza.
En medio de la desesperanza y la oscuridad, encendamos una luz y motivémonos a seguir adelante, recordando que no estamos solos y que este puede ser un momento propicio, porque:
“Teniendo a nuestro alrededor tantas personas que han demostrado su fe, dejemos a un lado todo lo que nos estorba y el pecado que nos enreda, y corramos con fortaleza la carrera que tenemos por delante. Fijemos nuestra mirada en Jesús, pues de él procede nuestra fe y él es quien la perfecciona. Jesús soportó la cruz, sin hacer caso de lo vergonzoso de esa muerte, porque sabía que después del sufrimiento tendría gozo y alegría; y se sentó a la derecha del trono de Dios” (Hebreos 12,1-2).

 

Ricardo Adolfo Becker

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