Lunes 1 de diciembre

 

¡Que haga justicia el rey a los pobres! ¡Que salve a los hijos de los necesitados y aplaste a los explotadores!

 

Salmo 72,4

 

En este nuevo día nos hacemos eco de las palabras del salmista para presentar ante Dios nuestras propias situaciones de desesperanza. Como cristianos y cristianas nos duelen las injusticias que sufre nuestro pueblo, y la pobreza que pareciera no acabar más.
¿Cómo es posible que las montañas y los cerros puedan ofrecer paz y rectitud al pueblo, mientras que la humanidad no sea capaz de reconstruir vínculos de paz?
Reconocemos que somos parte de ese pueblo que sufre y de esa humanidad que, de a ratos, parece importarle poco las desdichas de sus vecinas y vecinos.
Somos convidados a colaborar junto a Dios por esa paz y justicia. Pero a veces tenemos miedo de tomar decisiones, de pronunciarnos en contra de lo que causa dolor. Entonces la palabra de Dios nos re- cuerda que en los espacios donde debemos elegir, estamos llamados y llamadas a reconocer la autoridad de Dios por sobre de cualquier otra autoridad en el mundo, siendo sal y luz para transformar dolor en sanidad.
Dios de amor y justicia, agradecemos los testimonios de resistencia y fe que alimentan nuestra caminata. No nos dejes caer en la tentación de abandonar los sueños y promesas de tu Reino. Ayúdanos a trabajar por la justicia, que es garantía para la paz, “hasta que la luna deje de existir”. Amén.

 

Carola Tron

Compartir!

Facebook
Twitter
LinkedIn
WhatsApp
Email
Print