Último domingo después de Pentecostés – Cristo Rey – Domingo de la Eternidad
Y había un letrero sobre su cabeza, que decía: “Este es el Rey de los judíos”.
Lucas 23,38
En este versículo bíblico se encuentra el centro del mensaje del relato para este domingo (Lucas 23,23-43). ¡Sí, Jesús es el Rey!, y dentro de esa inscripción que refleja el motivo de la crucifixión, se revela a un Cristo Rey. ¿Cómo entender el mensaje de la crucifixión de Jesús en un domingo, cuando queremos alabar y adorar a Cristo como nuestro Rey?
El evangelio de Lucas quita cualquier intento de considerar a Jesús como rey de manera triunfalista. El evangelio de Lucas presenta a Jesús crucificado como ese rey esperado por el pueblo de su tiempo.
La realeza de Jesús, el reinado de Jesús, no se compara con la realeza y el reinado de los reyes y reinas que han vivido y dominado a la gente en este mundo. ¿Por qué no? Porque su poder se muestra en el servicio que escandaliza, en las curaciones y milagros que generan vidas nuevas, y en la indicación del doble mandamiento del amor: amar a Dios y amar al prójimo.
Y el Cristo Rey, en la cruz, en medio de su sufrimiento, en medio de la burla de los líderes religiosos y políticos, del odio y la violencia, puede escuchar y sentir las voces y la angustia del otro crucificado. Muy consciente de su propio castigo, le hace un pedido arrepentido al crucificado: “Acuérdate de mí”, y Jesús muestra el sentido de su realeza, con esa gracia infinita le contesta: “Te aseguro que hoy estarás conmigo en el paraíso”. ¡A ese Cristo Rey adoramos!
Mario Gonzales Flores