Sábado 13 de diciembre

 

Hermanos míos, tomen como ejemplo de sufrimiento y paciencia los profetas que hablaron en nombre del Señor.

 

Santiago 5,10

 

Profeta es la palabra que los traductores bíblicos usan para hablar de “nabi”: el llamado que trae un mensaje, un intérprete de la palabra de Dios. Un profeta es alguien que habla delante de… antes que… o en lugar de…
Los profetas se pronunciaban frente a la incoherencia entre la voluntad de Dios, que demanda justicia y misericordia, y las prácticas concretas del pueblo. A veces, los profetas llaman la atención al pueblo cuando se aleja de la voluntad de Dios; otras veces denuncian las prácticas autoritarias de los gobernantes.
Sea cual sea la época en que aparece un profeta, hay un mensaje que deben transmitir, que no pueden callar; a veces ni siquiera entienden bien lo que dicen, pero deben decirlo. Es un imperativo de justicia y paz.
Y la verdad es que las sociedades maltratan a los profetas, les persiguen, silencian y maltratan porque no les gustan los mensajes cuestionadores.
Como iglesia hemos acordado que queremos ser una iglesia evangélica, profética, diacónica e inclusiva.
¿Cuáles son los mensajes que como iglesia profética no podemos dejar de proclamar?
¿Necesitamos un evento extraordinario para que sepamos qué debemos decir o con leer las escrituras ya sabemos cuáles son las prácticas que debemos cuestionar? ¿A quién interpelamos con nuestro mensaje? ¿Debemos denunciar injusticias en la sociedad o también alzar la voz por situaciones que ocurren dentro de la propia iglesia?
Que este tiempo de Adviento ayude a iluminar mentes y corazones para vislumbrar el camino a seguir

 

Cristina La Motte

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