Martes 30 de diciembre

 

Pero el Señor es Rey por siempre; ha afirmado su trono para el juicio.

 

Salmo 9,7

 

Me imagino que empezamos el año con la esperanza de vivir en un mundo un poco más justo y menos violento. Hoy constatamos que no ha cambiado mucho respecto al año pasado. Más países de los que aparecen en las noticias están en guerra o en guerra civil. Además, muchos países han sufrido desastres naturales de los que aún no se han recuperado.
Muchos países aún no toman en serio las consecuencias del cambio climático, a pesar de las promesas de sus gobernantes en conferencias internacionales.
También en el año que está por terminar, cientos de miles de personas abandonaron sus hogares o se vieron obligadas a hacerlo en busca de un futuro mejor, y se encontraron con que nadie quiere recibirlas. Muchas deben vivir sin hogar o en campos de refugiados de forma indefinida, mientras que otras se atrevieron a cruzar una frontera de manera ilegal y viven en las sombras en países hostiles, enfrentando el riesgo constante de ser deportadas.
Muchos gobiernos han vuelto a demostrar que no quieren o no son capaces de asegurar que todos sus habitantes tengan un techo, comida diaria, educación y acceso a una atención sanitaria adecuada. Muchas personas volvieron a sufrir abuso o maltrato en sus propios hogares, o fueron expulsadas de ellos debido a sus preferencias sexuales y de género.
La promesa es que Dios, quien no está limitado por la muerte y será rey por siempre, tarde o temprano hará justicia a todas las víctimas, incluyendo a nosotros.

 

Andrés Albertsen

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