Enciende una luz, déjala brillar.
Haz que en ella puedas ser un testimonio de la verdad
que no la vayas a negar, esconder, ni ocultar.
Que la verdad de Dios alcance la realidad que te toque vivir
y puedas entonces ser un terrón que alumbre a tu alrededor.
Enciende una luz, déjala brillar.
Haz que en ella puedas ser un testimonio de la justicia
que no debe diferenciar ricos de pobres, o grande de pequeños.
Enciende una luz, déjala brillar.
Haz que en ella puedas ser testimonio de persistencia
y aún cuando todos hayan bajado los brazos, tu los puedas levantar.
Cuando todos decidan no mirar, tu elijas servir.
De esa manera, quizás podrás alumbrar tu entorno con la paz que necesitan.
Enciende una luz, déjala brillar.
Haz que en ella puedas ser testimonio de esperanza
y aún cuando muchos sólo confíen en su capacidad de consumo,
puedas ver lo que hay detrás e invitar a confiar, no solo en la propia capacidad, sino en aquello que viene de Dios y que muchas veces no se logra entender y mucho menos ver.
Enciende una luz, déjala brillar en esta Navidad.
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Eugenio Albrecht