Balance 2020: un análisis de lo vivido en este tiempo


BUENOS AIRES / Argentina | IERPcomunica – Diálogo con el pastor presidente de la Iglesia Evangélica del Río de la Plata (IERP) Leonardo Schindler con un análisis sobre lo vivido a lo largo de este año de pandemia, aislamiento, dolores, pérdidas y aprendizajes. Un rico aporte acompañado por un mensaje alentador mirando hacia el 2021, sustentado en el compromiso del cuerpo ministerial para hacer frente a la pandemia, el liderazgo distrital y congregacional, así como la respuesta de las comunidades y de “los hermanos y hermanas”, que más que nunca acompañaron al sostenimiento de la iglesia en las diferentes regiones. La entrevista, publicada en el canal de Youtube, está a cargo de Eugenio Albrecht, periodista de la IERP y de la Red de Comunicaciones de América Latina y el Caribe de la Federación Luterana Mundial (FLM)

En su análisis, el pastor presidente destaca que más allá de que fue un año difícil, en el que hubo muchas pérdidas y que la pandemia ha tenido un impacto que todavía no se puede dimensionar en su justa medida, analizó que también “despertó gestos solidarios”, pero a su vez “mostró muchas mezquindades”, siendo que “los que más sufrieron son los jóvenes y niños, porque su identidad se va forjando en el encuentro”. Fue un año marcado fundamentalmente por la incertidumbre y la fragilidad, y también para la iglesia “ha sido un año de mucho aprendizaje”, en el cual “hemos podido sostener la vida comunitaria aún en medio del aislamiento”, detalló.

En lo que respecta a la diaconía, destaca la iniciativa de la Fundación Hora de Obrar, que llevó a cabo una campaña solidaria para entregar alimentos y elementos de higiene a las familias más necesitadas. “Hemos reafirmado la vocación diacónica, la necesidad de ser comunidad, así como la fe”. En ese mismo sentido, destacó el rol de la comunicación para mostrar la diversidad de la IERP a través de las celebraciones en línea.

Al abordar sobre las preocupaciones, reconoció que en un inicio había mucho miedo sobre la forma de sostener la vida comunitaria y la economía. “Gracias a Dios esos miedos quedaron atrás”, entre otras cosas por el compromiso de los diversos protagonistas de la iglesia y porque hubo muchas iniciativas a través de las cuales la iglesia buscó ser una iglesia del cuidado. Aunque insistió en que está muy preocupado sobre la manera de recuperar la actividad juvenil, reiterando que “fueron los que más sufrieron la imposibilidad de encontrarse”.

Al mirar a la iglesia toda, evaluó que los pastores y pastoras fueron los que más tuvieron que adaptarse al inicio, porque “estábamos como gato encerrado”, sin poder salir, siendo que se nutren del encuentro con la membresía. En lo personal y sin poder realizar ningún tipo de visitación a las congregaciones, destacó “me ha servido para darme más tiempo para la reflexión y estuve mucho más concentrado en la propia iglesia”, aunque inmediatamente reiteró que espera “con ansias la oportunidad de volver a encontrarnos y disfrutar de la presencialidad”, luego de tantos meses de reuniones virtuales y vía zoom.

Hacia el tramo final del diálogo, convocó a los jóvenes para desarrollar la diaconía y para el servicio al prójimo, llamó a fortalecer el ecumenismo, “porque la pandemia demostró que somos frágiles y nos necesitamos” e insistió que la IERP tiene mucho para ofrecer: “Somos una iglesia que puede llegar a mucha gente y tenemos algo muy valioso para compartir, que es el Evangelio”. Reconoció que distribuir los videos fue un primer paso, pero ahora hay que animarse a dar testimonio de la fe “con la certeza de que si a mí me sirvió, también al otro le va a servir”. “Hay que animarse a ponerse delante del hermano y la hermana, para orar o para invitarlo a una reunión”, describió y deseó que 2021 “sea un tiempo para disfrutar, encontrarnos, bailar, unir, pacificar, guardar las piedras… un tiempo de justicia y de paz”.

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