ALBA POSSE (IERPcomunica) – Con la participación de cuatro Iglesias de Argentina y Brasil, se realizó el 12 de marzo una celebración ecuménica en la que los participantes reclamaron a las autoridades de ambos países que mantengan el Río Uruguay libre de represas, para que de ese modo pueda servir para los pobladores y además se evite una serie de problemas sociales, sanitarios y medio ambientales.
Por convocatoria de las Iglesias Evangélica de Confesión Luterana en Brasil (IECLB), Evangélica del Río de la Plata (IERP), Evangélica Luterana Unida (IELU) y la Diócesis Católica de Alecrim (Brasil); unas 150 personas se encontraron en la Costanera de Alba Posse, a apenas unos escasos metros del río, para compartir una celebración ecuménica cuya finalidad fue la de pedir una vez más que ese curso de agua siga corriendo en libertad y oponerse así a la construcción de cualquier mega represa hidroeléctrica en la región. También participaron del encuentro organizaciones sociales y religiosas, como asociaciones de campesinos y pescadores, la Fundación Luterana de Diaconía (FLD), el Movimiento de Afectados por Represas (MAB por su sigla en portugués), presentantes de pueblos indígenas y de la Red de jóvenes luteranos y luteranas de América Latina y Caribe, entre otros.
De ese modo, y teniendo al Río Uruguay como testigo, a través de una liturgia elaborada a partir del lema del Salmo 43, 1 “Dios, hazme justicia”, las Iglesias Ecuménicas reiteraron una vez más su postura: “hoy estamos aquí para tomar conciencia de que Dios nos anima a luchar, a confiar que Él hará lo mejor por nosotros y siempre nos hará justicia” señaló el Pastor Distrital de Misiones de la IERP, Rev. Carlos Kozel, que sobre la lucha que se viene desarrollando desde hace varias décadas puntualizó: “Lo que hoy defendemos son los ríos libres; libres de muerte, libres de represas que oprimen a la vida… el agua es el mayor tesoro que la creación de Dios nos ha dado, sin el agua que fluye libre no hay posibilidad de vida. Nuestra lucha está puesta ahí, porque Dios nos ha puesto a pelear por ella”. Como señal de compromiso, los participantes se unieron en un abrazo, al tiempo que apoyaban su mano en el hombre de quien estaba al lado y con los ojos levantados al cielo se escuchó la voz de uno de los celebrantes diciendo: “levantemos nuestra mirada al cielo, comprendamos que no estamos solos y que la lucha por un mundo mejor está de pie y con fuerza. Roguemos a Dios que en nuestra lucha cotidiana Él nos haga Justicia”.
En ese mismo sentido, y ya finalizando la celebración, el Pastor Sinodal del Sínodo Riograndense de la IECLB, Rev. Wilson Thielke, destacó la responsabilidad de cada uno de los participantes en tanto a divulgar lo acontecido a través de las redes sociales y de los vínculos que cada uno posee: “les pido que levanten los símbolos que recibieron, porque no es piedra común, ya que fue recogida en nuestro Río Uruguay, les pido que levantemos ese símbolo, que los mostremos y que este símbolo lo podamos transmitir en las redes sociales para alertar al pueblo y dejar en claro que queremos nuestro río libre”. La Iglesia Católica por su parte estuvo representada a través de laicos y con la presencia del Obispo de Santo Ángelo, Lirio Meurer.
La oposición a las mega represas radica en el hecho de que son amigables con el medio ambiente, pero además porque traen aparejadas gravísimas consecuencias sanitarias, como la aparición de nuevas enfermedades asociadas al estancamiento del agua en zonas subtropicales y problemas sociales irreparables, tales como el desalojo de las comunidades, la ruptura de los lazos comunitarios y el desmembramiento de las comunidades aborígenes, que lo utilizan para la pesca y no reconocen las fronteras tales como las que se plantean culturalmente, sino que se entienden como parte de una población hermanada a la que el Río Uruguay une, y no divide. Por otra parte, durante el encuentro los celebrantes pidieron perdón a Dios por la falta de compromiso de los gobernantes en cuanto a la búsqueda alternativa de generación de energía y también recordaron el compromiso de la recientemente asesinada Berta Cáceres, que luchó por el mismo objetivo en Honduras.