Esta liturgia está pensada para celebrar el Jueves Santo en comunidades pequeñas (grupos familiares, o comunidades de base). A través de gestos simbólicos, cantos y reflexiones, se pr0pone revivir tres momentos centrales:
- La Última Cena (donde Jesús nos dejó el sacramento de la comunión).
- El Lavatorio de los Pies (el llamado al servicio humilde).
- El Mandamiento Nuevo (el amor como identidad cristiana).
Es una celebración participativa y sencilla, que requiere preparación espiritual pero pocos elementos materiales.
¿Qué necesitamos?
Para la mesa:
Un pan (puede ser una hogaza o pan sencillo).
Una copa (con jugo de uva o vino, según la tradición de la comunidad).
Mantel blanco (opcional, como símbolo de unidad).
Para el lavatorio de pies:
Palangana con agua (y una jarra para recargar).
Toallas.
Ambientación:
Cirios o velas (uno central para representar a Cristo).
Espacio en círculo (para fomentar la participación).
Cancionero Canto y Fe
Liturgia de Jueves Santo:
Canto: En momentos así (Canto y Fe N° 433)
Invocacion En este jueves santo nos reunimos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Nos encontramos en círculo esta noche, como probablemente se encontraba Jesús aquella noche junto a sus discípulos, sus amigos más queridos. Aquellos que eran sus compañeros en las andanzas y con quienes había compartido sueños, ideas. Junto a quienes había enfrentado situaciones difíciles.
Así como cuando nos encontramos con las más cercanos de nuestras vidas y tenemos permitido hablar de ciertas cosas y expresarnos de cierto modo.
Cuando estamos juntos en grupo siempre está la preocupación sobre el qué hacer, ¿Qué ofrezco?. ¡No tengo nada en casa, que vergüenza!
Canto: Hay momentos (Canto y Fe N° 434)
(En la mesa tenemos un pan y la copa de la Santa Cena)
Palabras que solo ayuden a la reflexión personal en silencio:
¿Qué tenemos para ofrecer en la mesa? ¿Con quién lo compartimos y con quién no?
Canto: Te ofrecemos padre nuestro (Canto y Fe N° 136)
•Lea el texto Lc 22:14-20, tenga un tiempo de meditación en silencio y una oración (puede cantar algún himno para cerrar este momento)
Lucas 22: 14 – 20
Cuando llegó la hora, Jesús se sentó a la mesa, y los apóstoles se sentaron con él. 15 Entonces les dijo: «¡Cómo he deseado comer con ustedes esta pascua, antes de que padezca! 16 Porque yo les digo que no volveré a comerla hasta su cumplimiento en el reino de Dios.» 17 Y Jesús tomó la copa, dio gracias y dijo: «Tomen esto, y repártanlo entre ustedes; 18 porque yo les digo que no volveré a beber del fruto de la vid hasta que venga el reino de Dios.»19 Luego tomó el pan, lo partió, dio gracias y les dio, al tiempo que decía: «Esto es mi cuerpo, que por ustedes es entregado; hagan esto en memoria de mí.» 20 De igual manera, después de haber cenado tomó la copa y les dijo: «Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre, que por ustedes va a ser derramada.
Ahora nos vamos a tomar un ratito para mirar alrededor el rostro de las personas que están presentes y reflexionar lo que cada una de esas personas significa para nuestras vidas. Pensar en los momentos que se han compartido. Pensar en los gestos buenos que han tenido para con nosotros, en las acciones con las que nos han ayudado, situaciones en que les han brindado algún servicio que necesitaban.
Si alguien desea puede compartir alguna situación en la que ha sentido que ha sido ayudado por una mano bondadosa.
Hoy es un buen momento para dar gracias a Dios por esos gestos que otros y otras han tenido para con nosotros a lo largo de este año.
(traer una palangana con agua)
•Leer el texto Jn 13: 12-17
12 Después de lavarles los pies, Jesús tomó su manto, volvió a la mesa, y les dijo: «¿Saben lo que he hecho con ustedes? 13 Ustedes me llaman Maestro, y Señor; y dicen bien, porque lo soy. 14 Pues si yo, el Señor y el Maestro, les he lavado los pies, también ustedes deben lavarse los pies unos a otros. 15 Porque les he puesto el ejemplo, para que lo mismo que yo he hecho con ustedes, también ustedes lo hagan. 16 De cierto, de cierto les digo: El siervo no es mayor que su señor, ni el enviado es mayor que el que le envió. 17 Si saben estas cosas, y las hacen, serán bienaventurados.
Tenga un tiempo de meditación en silencio y termine con una oración
Invito nuevamente a mirar alrededor y pensar en las personas que no están y quisiéramos que estuviesen con nosotros.
No solo personas de la comunidad, sino también cualquier persona del lugar donde vivimos o alguien que desearíamos que esta noche estuviera aquí con nosotros.
Reflexionamos ¿Por qué no están? ¿Fueron invitadas o invitados? ¿Cómo las podemos hacer presentes ahora?
Pensemos por ejemplo qué nos gustaría decirles a estas personas que están ausentes.
Lea el texto Juan 13: 34-35,
34 Un mandamiento nuevo les doy: Que se amen unos a otros. Así como yo los he amado, ámense también ustedes unos a otros. 35 En esto conocerán todos que ustedes son mis discípulos, si se aman unos a otros.»
Tiempo de meditación y terminar con una oración.
volvemos otra vez a la misma pregunta. ¿Qué tenemos frente a nosotros?
Dos elementos:
El pan y la copa, que nos recuerda de qué manera Dios se ofreció a nosotros. Nos recuerda lo que ya hemos recibido sin haber hecho nada (como cuando recibimos un regalo sin esperar). Lo hemos recibido sin merecer. De Dios y de nuestros hermanos.
Es el símbolo de la comunión hecho realidad y verdad.
Así como yo recibo sin merecer la Santa Cena, en el día a día recibo muchas cosas, aun sin que lo reconozcamos plenamente como una realidad
El recipiente y la toalla:
Nos recuerda que Jesús mismo se agachó frente a sus discípulos y les lavó los pies. Símbolo de servicio y de entrega total.
Nos recuerda la disposición a dar de nuestra vida por los demás y dar nuestro tiempo, nuestra capacidad, nuestros dones…
Servir es hacer con humildad. Es la disposición de poder hacer lo que el otro necesita, no por mi y para el otro sepa que yo hice, sino porque el otro lo necesita.
El pan y la copa que nos recuerda que ya hemos recibido y seguimos recibiendo.
El recipiente y la toalla que nos recuerda que justamente por eso, el cristiano es una persona dispuesta, con ojos abiertos y con oídos atentos. Una vez hemos hecho el gesto de Jesús de lavarnos los pies. Les puedo asegurar que es muy difícil. Quizás tan difícil como entender bien el pedido de amarnos los unos a los otros, como lo expresa Jesús y lo leímos en el texto de Juan. Amén.
Oración de intercesión libre y abierta.
Padrenuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga a nosotros tu reino, hágase tu voluntad, así en la tierra como en el cielo; el pan nuestro de cada día dánoslo hoy; y perdónanos nuestras deudas, así como nosotros perdonamos a nuestros deudores. Y no nos dejes caer en la tentación, mas líbranos del mal; porque tuyo es el reino, el poder y la gloria, por los siglos de los siglos. Amén.