Este domingo 5 de abril se realizó el culto OnLine transmitido desde Buenos Aires. El mismo contó con la predicación del Pastor Peter Rochón, actualmente en la Parroquia Martinez de la Congregación Evangélica Alemana en Buenos Aires (CEABA).
Que la gracia y la paz de nuestro Señor, Él que era, es y habrá de volver a ser, sean con ustedes. Amen.
En las últimas semanas se ha vuelto cada vez más evidente que estamos atravesando un tiempo excepcional.
Que ya no es posible seguir haciendo lo que siempre hicimos como si todo fuera igual.
Necesitamos mirar a nuestro alrededor, escuchar, poner en oración y repensar, incluso, como seguiremos siendo comunidad.
Como escuchábamos el último domingo, a este tiempo lo vemos ya, con los lentes de la resurrección… de ahí nuestra esperanza.
El tiempo de Jesús fue también un tiempo excepcional para ese pueblo. Rodeaban a Jesús al Grito de «¡Hosanna al Hijo de David! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor! ¡Hosanna en las alturas!»
Ellos habían caminado junto a Él,
habían escuchado sus palabras,
habían visto y experimentado los milagros,
habían sido alimentados por Él con pan y con Palabras
Eran los testigos que anunciaban a viva vos la llegada de su Rey…
Había otros, que aunque habían escuchado y visto,
no querían ni podían entender esta alegría,
esta esperanza desmedida de los que siempre habían perdido,
los que no tenían otra opción que quedarse en los márgenes de la historia.
Jesús los rescató al verlos con misericordia
al poner al ser humanos por delante de la ley
al verlos desde la gracia en su necesidad
al reconocerles su dignidad y llamarlos hermanos y hermanas hijas de un mismo padre,
y al asumir las consecuencias de su Evangelio en favor de toda la creación, hasta la cruz.
Queridos hermanos, queridas hermanas
como comunidades estamos llamadas a dar testimonio, también hoy, de la buena noticia de Cristo para toda la creación.
Anunciar una y otra vez que la dignidad de las personas no es moneda de cambio de un sistema económico obsceno.
Denunciar que la depredación de nuestros recursos naturales tiene consecuencias que afectará terriblemente a las generaciones futuras y ya lo está haciendo
Que ante la excepcionalidad de estos tiempos se hace inevitable y urgente la solidaridad,
y hay personas que necesitan ser sostenidas material y espiritualmente sin esperar nada a cambio.
Nuestra fe queridas hermanas es justamente ésta,
Que Dios camina aun hoy con nosotros,
nos ha hecho su pueblo una vez más
y nos sostiene en su misericordia aun cuando hayamos bajado los brazos.
Nos alienta a sostenernos mutuamente
y a ser testimonio vivo en medio de cada tiempo que nos toque atravesar, pues la promesa no es que nada va a pasarnos sino que Dios nos estará sosteniendo cuando suceda.
Es nuestra tarea cuidarnos y cuidar a quienes están más frágiles en este tiempo,
transformar nuestro agradecimiento ya no en hojas de palma y túnicas tendidas al paso de nuestro Rey sino en
acciones diacónicas que vayan al encuentro de quienes sin trabajo están pasando necesidad,
acciones diacónicas que cuiden de las personas que trabajan en salud, mal pagas y hoy sin insumos suficientes para enfrentar el COVID-19 o el dengue…
acciones diacónicas que puedan refugiar o asistir a mujeres, niñas y niños en situación de violencia, intolerable en cualquiera de sus formas
Acciones diacónicas que asistan física y espiritualmente a nuestros mayores y a las personas con discapacidad, para que el encierro y la soledad no sean una carga insostenibles.
Comunidades diacónicas dónde compartir el pan y la oración en nuevas formas, pero en el mismo Espíritu.
Que el amor y la gracias de nuestro Señor Jesucristo nos sostengan en nuestro caminar como iglesias hoy y siempre, amen.
Pastor Peter Rochón