12º domingo después de Pentecostés, 19º en el año

Donde esté tu mayor tesoro, allí estará también tu corazón.

Lucas 12,34

¡Que la gracia y la paz de nuestro Señor Jesucristo, la fuerza del Espíritu Santo y la mano del Padre te acompañen hoy y siempre!

Cortante y directa, donde esté tu mayor tesoro, allí estará también tu corazón, esta frase de Jesús encierra no solamente una gran verdad, sino una gran lección para la vida.

Los seres humanos de todos los tiempos, de todas las latitudes y de todas las generaciones han puesto su corazón, su vida y su alma allí donde han tenido su tesoro. Todos los humanos se han movido, como atraídos por una aguja magnética, hacia donde han elegido su tesoro, y para conseguirlo han hecho lo posible y lo imposible, sin importar, muchas veces, las consecuencias que eso podría tener para los demás seres vivientes y para la creación toda.

Por eso es tan importante saber dónde está el tesoro de cada uno, porque sabemos cómo será nuestra vida y qué consecuencias podría tener para el resto del mundo. No es lo mismo que el tesoro sea el poder, el dinero, la belleza, el propio placer, la fama, el reconocimiento social; a que nuestro tesoro sea el amor a Dios y al prójimo, la justicia, la libertad, la dignidad, el cuidado de la naturaleza. No es lo mismo, porque seguramente las consecuencias serán muy diferentes para nosotros y para los demás.

Y tú, ¿dónde tienes tu tesoro?

Que tus tesoros no sean los que te alejen de Dios, sino aquellos que te acerquen a él y a toda su creación. Amén.

Julio Strauch

Salmo 33,1-6; Isaías 26,1-9; Hebreos 11,1-2.8-19; Lucas 12,32-48; Agenda Evangélica:

Efesios 2,4-10

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