9° domingo después de Pentecostés
Ustedes son un rebaño pequeño. Pero no tengan miedo, porque su Padre ha decidido darles el reino.
Lucas 12,32
En Lucas 12:32-40, Jesús nos anima con palabras de consuelo y dirección clara. Nos dice: “Ustedes son un rebaño pequeño. Pero no tengan miedo, porque su Padre ha decidido darles el reino”. Estas palabras nos recuerdan el inmenso amor de Dios por nosotros y nosotras y su deseo de bendecirnos con su reino. No somos meros individuos perdidos en un mundo caótico; somos hijos amados de Dios, a quienes Él ha dado un propósito y una herencia eterna.
Jesús nos exhorta a no afanarnos por las cosas materiales, sino a invertir en lo eterno. Nos llama a vender nuestras posesiones y dar limosna, acumulando tesoros en el cielo. Esto no solo nos libera de la ansiedad que viene con el materialismo, sino que también alinea nuestros corazones con los valores del reino de Dios.
Vivimos en un mundo donde la seguridad y el éxito a menudo se miden por nuestras posesiones y logros. Sin embargo, Jesús nos recuerda que nuestra verdadera seguridad está en Él y en su reino. Al vivir con una perspectiva eterna, nos enfocamos en lo que realmente importa: nuestra relación con Dios y cómo servimos a las demás personas.
Jesús también nos insta a estar vigilantes y preparados para su regreso. Este llamado a la vigilancia es una invitación a vivir cada día con propósito y expectativa, sabiendo que nuestra vida tiene un significado eterno. La vigilancia no es motivo de miedo, sino de esperanza y anticipación de la plenitud de las promesas de Dios.
Amado Dios Celestial, te agradecemos por tu inmenso amor y por el regalo de tu reino. Ayúdanos a no temer, recordando siempre que somos tus hijos amados y que has preparado un lugar para nosotros y nosotras en tu reino eterno.
Rolando Ortez Martinez