Salmo 50, 7 – 15

7 «Escucha, Israel, pueblo mío;
voy a hablar y a testificar contra ti.
Yo soy Dios. Yo soy tu Dios.
8 No voy a reprenderte por tus sacrificios,
ni por los holocaustos que siempre me ofreces;
9 no voy a tomar ningún becerro de tu casa,
ni ningún macho cabrío de tus apriscos,
10 pues míos son todos los animales del bosque,
¡los miles de animales que hay en las colinas!
11 Mías son todas las aves de los montes;
mío es todo lo que se mueve en los campos.

12 »Si yo tuviera hambre, no te lo diría,
pues el mundo y su plenitud me pertenecen.
13 ¿Acaso me alimento con carne de toros,
o bebo sangre de machos cabríos?
14 Yo soy el Dios Altísimo;
en vez de sacrificios, ofréceme alabanzas
y cúmpleme todos los votos que me hagas.
15 Invócame en el día de la angustia;
yo te libraré, y tú me honrarás.»

Oseas 5, 15 – 6, 6
15 »Después de eso volveré a mi santo lugar, hasta que ellos reconozcan su pecado y busquen mi rostro. Porque en su angustia me buscarán.»

¡Vengan, volvamos nuestros ojos al Señor! Ciertamente él nos arrebató, pero nos sanará; nos hirió, pero vendará nuestras heridas; 2 Después de dos días nos dará vida, y al tercer día nos resucitará para que vivamos en su presencia. 3 Entonces conoceremos al Señor, y más y más lo iremos conociendo. Vendrá a nuestro encuentro como la luz del alba, como vienen a la tierra las lluvias tempranas y las lluvias tardías.

4 «¿Qué voy a hacer contigo, Efraín? ¿Y qué voy a hacer contigo, Judá? La piedad de ustedes es como una nube matutina; es como el rocío del amanecer, que pronto se desvanece. 5 Por eso los hice pedazos por medio de los profetas. Los aniquilé con las palabras de mi boca. La sentencia contra ustedes brotó como la luz. 6 Lo que yo quiero es misericordia, y no sacrificio; ¡conocimiento de Dios, más que holocaustos!

Romanos 5, 1-8
Así, pues, justificados por la fe tenemos paz con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo, por quien tenemos también, por la fe, acceso a esta gracia en la cual estamos firmes, y nos regocijamos en la esperanza de la gloria de Dios. Y no sólo esto, sino que también nos regocijamos en los sufrimientos, porque sabemos que los sufrimientos producen resistencia, la resistencia produce un carácter aprobado, y el carácter aprobado produce esperanza. Y esta esperanza no nos defrauda, porque Dios ha derramado su amor en nuestro corazón por el Espíritu Santo que nos ha dado.

Porque a su debido tiempo, cuando aún éramos débiles, Cristo murió por los pecadores. Es difícil que alguien muera por un justo, aunque tal vez haya quien se atreva a morir por una persona buena. Pero Dios muestra su amor por nosotros en que, cuando aún éramos pecadores, Cristo murió por nosotros.

Mateo 9, 35-10, 8
35 Jesús recorría todas las ciudades y las aldeas, y enseñaba en las sinagogas de ellos, predicaba el evangelio del reino y sanaba toda enfermedad y toda dolencia del pueblo. 36 Al ver las multitudes, Jesús tuvo compasión de ellas porque estaban desamparadas y dispersas, como ovejas que no tienen pastor. 37 Entonces dijo a sus discípulos: «Ciertamente, es mucha la mies, pero son pocos los segadores. 38 Por tanto, pidan al Señor de la mies que envíe segadores a cosechar la mies.»

Jesús reunió a sus doce discípulos, y les dio poder para expulsar a los espíritus impuros y para sanar toda enfermedad y toda dolencia. Éstos son los nombres de los doce apóstoles: primero Simón, llamado Pedro, y Andrés su hermano; luego Jacobo y su hermano Juan, hijos de Zebedeo; Felipe, Bartolomé, Tomás, Mateo el cobrador de impuestos, Jacobo hijo de Alfeo, Tadeo, Simón el cananista, y Judas Iscariote, que después lo traicionó.

Jesús envió a estos doce, con las siguientes instrucciones: «No vayan por camino de paganos, ni entren en ciudad de samaritanos, sino vayan más bien a las ovejas perdidas de la casa de Israel. Vayan y prediquen: “El reino de los cielos se ha acercado.” Sanen enfermos, limpien leprosos, resuciten muertos y expulsen demonios. Den gratuitamente lo que gratuitamente recibieron.

Agenda Evangélica:
Salmo 34,2-11;
Jeremías 23,16-29;
Lucas 16,19-31
1 Juan 4,(13-16a)16b-21;
(P) Hechos 4,32-37

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