14º domingo después de Pentecostés, 24º en el año

Todos los que cobraban impuestos para Roma y otra gente de mala fama se acercaban a Jesús, para oírlo. Los fariseos y los maestros de la ley lo criticaban por esto, diciendo: “Este recibe a los pecadores y come con ellos.”

Lucas 15,1-2

Está claro que es fácil leer este párrafo y hablar sobre él, pero ponerlo en práctica nos pone en situaciones difíciles.
Nacido y criado en una burbuja en la cual no había que juntarse con los otros, los malos… tuve mi primer impacto cuando se preguntó a un pastor si le parecía bien predicar a personas indeseables (por uno, claro). El respondió sencillamente: por supuesto, ellos también necesitan escuchar la palabra de Dios si no, ¿cómo hallarían el camino hacia Dios? Tuve la oportunidad de compartir con él espacios de trabajo en otro tiempo y me consta que por su actitud de vida expresada en esa respuesta tuvo serios inconvenientes en su comunidad.
Parece ser una constante, ya desde el tiempo de Jesús mismo que para quienes están cómodos y se creen justos ante Dios les resulta molesto que alguien pinche esa burbuja. Explotaría y dejaría al desnudo que ni el otro es tan malo ni yo tan bueno y justo ante Dios. Desnudaría la necesidad de que juntos necesitamos encontrar el camino del Dios de amor y misericordia. Él, por estar en un mal camino necesita de la misericordia del amor y de la gracia de Dios. Yo que vivía en la burbuja también lo voy a necesitar.
Después de todo, ¿qué nos diferencia ante Dios, si ambos estuvimos en caminos errados, cada cual en el suyo… pero errados al fin? Ambos necesitaremos la Gracia que solo el Todopoderoso puede dar a fin de corregir nuestros caminos.

Norberto Rasch

Salmo 51,1-10; Éxodo 32,7-14; 1 Timoteo 1,12-17; Lucas 15,1-10 Agenda Evangélica: Salmo 112; Levítico 19,1-3.13-18.33-34; 1 Juan 4,7-12; Lucas 10,25-37 (P)

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