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Juan 1,43

Una palabra cambió la vida de Felipe.
Jesús fue quien buscó a Felipe. No sabemos si hubo un encuentro previo o si Jesús lo conocía de antes. Lo cierto es que Felipe no solo lo siguió, sino que también fue a buscar a su amigo.
Esta invitación fue personal, sin redes sociales ni discursos en masa tratando de conseguir adeptos para algún fin proselitista. Fue un encuentro cara a cara. Jesús miró a los ojos a Felipe.
Quizás fue ese encuentro personal lo que motivó a Felipe. Tal vez, como sucede en muchas ocasiones hoy en día, se sentía solo en medio de la multitud, sin que nadie le prestara atención, y encontró en la palabra de Jesús una transformación.
La alegría de Felipe fue tanta que la compartió con Natanael.
Todos necesitamos seguir a algo o alguien para encontrar sentido y objetivos en la vida, para ponernos en movimiento. Sin embargo, también es cierto que hay muchos que intentan que los sigamos con fines poco nobles o edificantes. Adolescentes que siguen a quienes les ofrecen una salida económica rápida vendiendo drogas en los barrios, políticos que pretenden que los sigamos con discursos engañosos o líderes religiosos que tergiversan el mensaje del evangelio para obtener beneficios personales a cambio de prosperidad, entre otros ejemplos.
¿A quién sigues? ¿Estás siguiendo a aquel que dio su vida para que tú tengas una vida en abundancia?
Si ese Jesús al que sigues ha transformado tu vida, haz como Felipe: ve y cuéntaselo a otros, para que también puedan encontrar su encuentro con él y experimentar su amor.

Pablo Münter

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