4° domingo de Cuaresma (Laetare)

Para que todo aquel que en él cree no se pierda, sino que tenga vida eterna.

Juan 3,15

Dios viene a darnos la vida, no solamente en el “más allá”, sino también en el “menos acá”. Es decir que a través de Él encontramos fortaleza y estímulo para vivir una vida digna y con valor. Simplemente porque Él es vida.

Nuestra vida pasa por Dios y Juan hace un buen resumen de esto, diciendo que todo aquel que cree, no muere, sino que tiene vida eterna.

Acá hay un elemento más, que es la fe, que nos moviliza, nos incentiva a buscarlo y confiar en él, que nos mantiene vivos y buscando la vida (propia y ajena), aun cuando no todo a nuestro alrededor es de color de rosa.

Por eso “vida eterna” no sólo tiene que ver con la resurrección y logra encontrar un aspecto más terrenal y humano.

Al luchar por la vida, en realidad estamos luchando también intensamente contra la muerte, que se manifiesta a nuestro alrededor y tantas veces amenaza nuestra propia integridad.

Hoy el Evangelio de Juan nos deja un mensaje con mucha claridad: Jesús vino para darnos vida y vida en abundancia. Entonces todos nuestros intentos de vivir y buscar la vida tienen un común denominador: Dios.

Eugenio Albrecht

Salmo 107,1-3.17-22; Números 21,4-9; Efesios 2,1-10; Juan 3,14-21

Agenda Evangélica: Salmo 84,2-13; Isaías 54,7-10; 2 Corintios 1,3-7; Juan 12,20-24 (P)

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