Salmo 16
Cuídame, oh Dios, porque en ti confío.
2 Yo declaro, Señor, que tú eres mi dueño;
que sin ti no tengo ningún bien.
3 Poderosos son los dioses del país,
según todos los que en ellos se complacen.
4 ¡Pero grandes dolores esperan a sus seguidores!
¡Jamás derramaré ante ellos ofrendas de sangre,
ni mis labios pronunciarán sus nombres!
5 Tú, Señor, eres mi copa y mi herencia;
tú eres quien me sostiene.
6 Por suerte recibí una bella herencia;
hermosa es la heredad que me asignaste.
7 Por eso te bendigo, Señor,
pues siempre me aconsejas,
y aun de noche me reprendes.
8 Todo el tiempo pienso en ti, Señor;
contigo a mi derecha, jamás caeré.
9 Gran regocijo hay en mi corazón y en mi alma;
todo mi ser siente una gran confianza,
10 porque no me abandonarás en el sepulcro,
¡no dejarás que sufra corrupción quien te es fiel.
11 Tú me enseñas el camino de la vida;
con tu presencia me llenas de alegría;
¡estando a tu lado seré siempre dichoso!
Daniel 12, 1-3
Cuando llegue el momento, se levantará Miguel, el gran príncipe que está de parte de los hijos de tu pueblo. Serán momentos angustiosos, como jamás los hubo desde que la humanidad existe, pero llegado el momento tu pueblo será liberado, lo mismo que todos los que estén registrados en el libro. 2 Muchos de los que duermen en el polvo de la tierra serán despertados, unos para vida eterna, y otros para vergüenza y confusión perpetua. 3 Los entendidos resplandecerán como el resplandor del firmamento; y los que instruyen a muchos en la justicia serán como las estrellas por toda la eternidad.
Hebreos 10,11-14.18
11 Todo sacerdote ministra día tras día, y una y otra vez ofrece los mismos sacrificios, los cuales nunca pueden quitar los pecados. 12 Pero Cristo, después de ofrecer una sola vez un solo sacrificio por los pecados, para siempre se sentó a la derecha de Dios, 13 y de ahí en adelante está en espera de que sus enemigos sean puestos por estrado de sus pies. 14 Él, por medio de una sola ofrenda, hizo perfectos para siempre a los santificados.
…
18 Cuando los pecados ya han sido perdonados, no hay más necesidad de presentar ofrendas por el pecado.
Marcos 13,21-33
21 Así que si alguien les dice: “¡Miren, aquí está el Cristo!”; o “¡Miren, allí está!”, no le crean. 22 Porque surgirán falsos cristos y falsos profetas, y harán señales y prodigios para engañar, de ser posible, incluso a los elegidos. 23 Pero ustedes, tengan cuidado. Ya los he prevenido de todo.
24 »En aquellos días, después de esa gran aflicción, sucederá que el sol se oscurecerá y la luna dejará de brillar; 25 las estrellas caerán del cielo y los poderes celestiales se estremecerán. 26 Entonces verán al Hijo del Hombre venir en las nubes con gran poder y gloria, 27 y él enviará a sus ángeles para reunir a sus elegidos de los cuatro vientos, desde los extremos de la tierra hasta los extremos del cielo.
28 »De la higuera deben aprender esta parábola: Cuando sus ramas se ponen tiernas, y le brotan las hojas, ustedes saben que el verano ya está cerca. 29 De la misma manera, cuando ustedes vean que todo esto sucede, sepan que la hora ya está cerca, y que está a la puerta. 30 De cierto les digo que todo esto sucederá antes de que pase esta generación. 31 El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán.
32 »En cuanto al día y la hora, nadie lo sabe, ni siquiera los ángeles en el cielo, ni el Hijo. Sólo el Padre lo sabe. 33 Pero ustedes, presten atención y manténganse atentos, porque no saben cuándo llegará el momento.
Agenda Evangélica: Salmo 50,1-6.14-15.23; Job 14,1-6(7-12)13(14)15-17; Romanos 14,(1-6)7-13; Mateo 25,31-46; 2 Corintios 5,1-10 (P)