2º domingo después de Epifanía, 2° en el año

Al tercer día hubo una boda en Caná.

Juan 2,1

La celebración de una boda siempre es motivo de festejos en todas partes del mundo. En la localidad de Caná, reinaba gran alegría. Tanto las familias como las amistades de los recién casados festejaban con entusiasmo, y entre ellos se encontraba Jesús. El relato destaca que éste invitado especial, ya era conocido, y a él recurren cuando el vino se estaba terminando en la fiesta. Y Jesús, transforma el agua en vino, ¡y vino de gran calidad!
Han pasado dos años, y muchos han sido afectados por la llamada pandemia del virus COVID-19. Esta meditación de hoy se orienta en el relato del Evangelio de Juan, para darnos ánimo, y alegría. En una fiesta de casamiento no hay lugar para la tristeza ni para el temor. Hoy recordamos que, a pesar de nuestras pérdidas por éste y otros virus, la vida misma es para ser celebrada como una fiesta. Los cielos se abren y debemos dejar atrás los miedos que se han potenciado en tiempos de pandemia. El vino de máxima calidad es el símbolo y anuncio de que confiando en Jesús hay un nuevo comienzo posible.
Oremos: Te doy gracias, Jesús, porque me acompañas y me ayudas a reconocer nuevos horizontes en mi vida. Amén.

Si la fe se derrumba con las pruebas,
como piedra que se estrella contra lo que no se ve.
Si el dolor le hace trampa a la alegría,
Dios se arrima a nuestra vida,
nos anima con su amor.
(Canto y Fe Nº 239)

Bruno O. Knoblauch

Salmo 36,5-10; Isaías 62,1-5; 1 Corintios 12,1-11; Juan 2,1-12 Agenda Evangélica: Salmo 105,1-8; Éxodo 33,18-23; 1 Corintios 2,1-10 (P); Juan 2,1-11

Compartir!

Share on facebook
Facebook
Share on twitter
Twitter
Share on linkedin
LinkedIn
Share on whatsapp
WhatsApp
Share on email
Email
Share on print
Print