La semilla sembrada en buena tierra representa a los que oyen el mensaje y lo entienden y dan una buena cosecha, como las espigas que dieron cien, sesenta o treinta granos por semilla.

Mateo 13,23

Domingo, un tiempo para pensar y reflexionar sobre lo hecho y trabajado durante la semana y tomarse el tiempo para apreciar en ello cuánto más hace Dios. Un tiempo para charlar, reflexionar sobre lo sembrado. Pero también un tiempo para reflexionar sobre las enseñanzas de Jesús tan claras y simples.

La semilla es la palabra de Dios, esa palabra generadora que estuvo desde el principio de los tiempos. Sembrar es participar del hecho creador de Dios, tomando la palabra, esa palabra que desde el principio estaba retumbando sobre la nada para que todo se hiciera. Esa palabra hecha carne en Jesucristo y esa palabra que en nuestra iglesia se hizo cuerpo con el Espíritu Santo.

Somos sembradores de la palabra de Dios en cuanto hablamos con Dios, el que nos regaló la capacidad de hablar; en cuanto hablamos con los otros para que la comunidad se haga realidad. Somos sembradores de la palabra que apuesta a la educación, a la salud y a la justicia, haciéndonos parte de esta gran siembra que lleva adelante nuestro Dios.

Jesús nos invita a tomar la palabra que debe ser verdadera, sin falsedades ni mentiras, que debe defender el bien, permanecer límpida, y cuya herramienta, la lengua, siempre tiene que tener el debido freno. Es la palabra que puede demostrar que en nosotros vive Jesucristo dando una buena cosecha.

¡Tomemos la Palabra y que hable nuestro Dios!

Waldemar von Hof

Salmo 119, 105-112; Génesis 25,19-34; Romanos 8,1-11; Mateo 13,1-9; 18-23; Agenda Evangélica: Juan 1,35–42

Compartir!

Share on facebook
Facebook
Share on twitter
Twitter
Share on linkedin
LinkedIn
Share on whatsapp
WhatsApp
Share on email
Email
Share on print
Print