Domingo 18 de mayo

 

5° domingo de Pascua

 

Les doy este mandamiento nuevo: Que se amen los unos a los otros. Así como yo los amo a ustedes, así deben amarse los unos a los otros.

 

Juan 13,34

 

La palabra “amor” es una de las más utilizadas en el mundo. Los pequeños afirman amar a sus padres. En la escuela nos enseñaban a escribir “mi mamá me ama”. Los novios no se cansan de proclamarse su amor. Juana ama su profesión, Federico ama la naturaleza y Violeta ama a sus nietos. Todos dicen amar, y lo dicen con convicción. Pero no todos se refieren a lo mismo. Porque dependiendo de la edad, de la circunstancia y del contexto, la palabra amor puede tener significados muy diferentes. Así también, cuando en las Sagradas Escrituras se habla de amor, puede referirse al amor erótico tanto como al amor fraterno, al compañerismo, al mutuo apoyo o al compartir en comunidad.
Cuando Jesús nos exhorta a amarnos los unos a los otros, así como él nos ama a nosotros, claramente no se refiere al amor pasional. El amor en el sentido espiritual no es un sentimiento, sino una determinada actitud de vida que busca respetar a quien amamos, darle el lugar que le corresponde, permitir que pueda llevar su vida con dignidad y cumplir los mandamientos hacia él o ella. No necesitamos ni podemos estar enamorados de todos, pero sí podemos y debemos respetar a todos y cuidar de ellos, como nos gustaría que cuidaran de nosotros. Porque solo en el marco del mutuo respeto podremos ser verdaderamente hijos e hijas de ese Dios que nos ama a todos por igual.
“Dios es amor, y el que vive en el amor, vive en Dios y Dios en él” (1 Juan 4,16).

 

Annedore Venhaus

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