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Salmo 121
1 Alzaré mis ojos a los montes;
¿De dónde vendrá mi socorro?
2 Mi socorro viene de Jehová,
que hizo los cielos y la tierra.
3 No dará tu pie al resbaladero,
ni se dormirá el que te guarda.
4 He aquí, no se adormecerá ni dormirá
el que guarda a Israel.
5 Jehová es tu guardador;
Jehová es tu sombra a tu mano derecha.
6 El sol no te fatigará de día,
ni la luna de noche.
7 Jehová te guardará de todo mal;
él guardará tu alma.
8 Jehová guardará tu salida y tu entrada
desde ahora y para siempre.
Génesis 32:22-31
22 Y se levantó aquella noche, y tomó a sus dos mujeres, y a sus dos siervas, y a sus once hijos, y pasó el vado de Jaboc.
23 Los tomó, pues, e hizo que pasaran el arroyo,
y hizo pasar también lo que tenía.
24 Y quedó Jacob solo;
y luchó con él un varón hasta el amanecer.
25 Y cuando el varón vio que no podía con él, tocó el sitio del muslo de él,
y se descoyuntó el muslo de Jacob, mientras con él luchaba.
26 Y dijo: Déjame, porque raya el alba.
Y Jacob respondió: No te dejaré, si no me bendices.
27 Y el varón le dijo: ¿Cuál es tu nombre?
Y él respondió: Jacob.
28 Y el varón le dijo: No se dirá más tu nombre Jacob, sino Israel;
porque has luchado con Dios y con los hombres, y has vencido.
29 Entonces Jacob le preguntó, y dijo: Te ruego que me declares tu nombre.
Y él respondió: ¿Por qué preguntas así por mi nombre?
Y lo bendijo allí.
30 Y llamó Jacob el nombre de aquel lugar Peniel,
porque dijo: Vi a Dios cara a cara, y fue librada mi alma.
31 Y al pasar Peniel, le salió el sol, y cojeaba de su cadera.
2 Timoteo 3:14—4:5
3:14-17
14 Pero persiste tú en lo que has aprendido y te persuadiste, sabiendo de quién has aprendido,
15 y que desde la niñez has sabido las sagradas Escrituras,
las cuales te pueden hacer sabio para la salvación por la fe que es en Cristo Jesús.
16 Toda la Escritura es inspirada por Dios,
y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia,
17 a fin de que el hombre de Dios sea perfecto,
enteramente preparado para toda buena obra.
4:1-5
1 Te mando delante de Dios y del Señor Jesucristo,
que ha de juzgar a los vivos y a los muertos,
y por su manifestación y su reino,
2 que prediques la palabra;
que instes a tiempo y fuera de tiempo;
redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina.
3 Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina,
sino que teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias,
4 y apartarán de la verdad el oído,
y se volverán a las fábulas.
5 Pero tú, sé sobrio en todo, soporta las aflicciones,
haz obra de evangelista, cumple tu ministerio.
Lucas 18:1-8
1 También les refirió Jesús una parábola sobre la necesidad de orar siempre y no desmayar,
2 diciendo: Había en una ciudad un juez que ni temía a Dios ni respetaba a hombre alguno.
3 Había también en aquella ciudad una viuda que venía a él, diciendo: Hazme justicia de mi adversario.
4 Y él no quiso por algún tiempo, pero después de esto dijo dentro de sí:
Aunque ni temo a Dios ni respeto a hombre alguno,
5 sin embargo, porque esta viuda me es molesta, le haré justicia, no sea que venga de continuo a molestarme.
6 Y dijo el Señor:
Oíd lo que dijo el juez injusto.
7 ¿Y no hará Dios justicia a sus escogidos, que claman a él día y noche,
aunque tardará en responderles?
8 Os digo que les hará justicia pronto.
Pero cuando venga el Hijo del Hombre, ¿hallará fe en la tierra?
Agenda Evangélica: Salmo 1; Éxodo 20,1-17; Efesios 5,15-20; Marcos 10,17-27; Santiago 2,14-26 (P)