2º domingo después de Epifanía
Sucedió que se terminó el vino preparado para la boda, y se quedaron sin vino.
Juan 2,3
Ni cuenta te diste que se terminó el vino en medio de la fiesta.
Fue tu madre que te lo dijo. Primero no quisiste hacer nada, pero terminaste impactando a todos. A los mozos, y a los novios:
la tranquilidad de poder continuar la fiesta.
A los invitados:
la sorpresa por la calidad del vino.
A los discípulos
el puntapié inicial para verte de otra manera.
Al autor del Evangelio
Que vio allí el comienzo de tu ministerio.
A mí me impacta:
tu perfil bajo,
tu capacidad de actuar cuando otros te lo piden, el clima positivo que se produce cuando actúas,
que aprovechas todas las oportunidades para mostrar el “Rostro de Dios”
Aquella vez en Caná de Galilea
comenzó la fiesta de la vida,
fiesta que continúa cada vez que estás presente y condimentas nuestras vidas con tu espectacular vino.
Vos lo prometiste, y no tenemos motivo alguno para dudarlo.
Me encantaría saber lo que te impacta a ti, que estás leyendo hoy esta lectura.
Si quieres compartirlo con la gente que hablas sobre estas cosas. Si me incluyes, me puedes alcanzar por schaadjuanpedro@gmail.com
o en el Facebook.
Gracias por tu tiempo.
Juan Pedro Schaad
Salmo 96,1-10; Isaías 62,1-5; 1 Corintios 12,4-11; Juan 2,1-11; Agenda Evangélica: 2 Corintios 4,6-10