Domingo 20 de julio

 

6° domingo después de Pentecostés

 

Marta, Marta, estás preocupada y te inquietas por demasiadas cosas, pero sólo una cosa es necesaria. María ha escogido la mejor parte, y nadie se la va a quitar.

 

Lucas 10,41-42

 

Marta y María recibieron la visita de su amigo Jesús. Vemos a Marta y María en una situación que resuena profundamente en nuestra vida cotidiana. Marta, ansiosa por servir y hacer lo correcto, se preocupa por los detalles del servicio. María, en cambio, elige sentarse a los pies de Jesús, escuchando su palabra y disfrutando de su presencia. Cuando Marta se queja, Jesús la invita a reconsiderar sus prioridades, destacando que María ha escogido la mejor parte.
Este pasaje nos recuerda la importancia de la vivencia comunitaria en nuestra fe evangélica cristiana. En nuestras iglesias y comunidades, es fácil caer en la trampa de preocuparnos por las actividades, los programas y los detalles organizativos. Si bien estos son importantes, no debemos permitir que nos distraigan de lo esencial: nuestra relación con Jesús y con los demás.
La comunidad de fe no es solo un lugar para trabajar y servir, sino también un espacio para encontrarnos con Cristo en la compañía de nuestros hermanos y hermanas. Cuando nos reunimos, no es solo para planificar y ejecutar tareas, sino para experimentar juntos la presencia de Dios. El culto, la oración y la comunión son oportunidades para detenernos y recordar que Jesús está entre nosotros, invitándonos a compartir su amor y su paz.
Al igual que Marta, podemos estar ocupados con muchas cosas, pero es fundamental que, como María, también escojamos la mejor parte: disfrutar de la presencia de Jesús en comunidad. Al hacerlo, fortalecemos nuestros lazos y crecemos juntos en la fe, experimentando la verdadera alegría de la vida comunitaria en Cristo.

 

Carlos Kozel

 

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