Salmo 63, 1-8

Dios mío, ¡tú eres mi Dios!
Yo te buscaré de madrugada.
Mi alma desfallece de sed por ti;
mi ser entero te busca con ansias,
en terrenos secos e inhóspitos, sin agua,
con deseos de ver tu poder y tu gloria,
como los he mirado en el santuario.
Tu misericordia es mejor que la vida;
por eso mis labios te alaban.
¡Yo te bendeciré mientras tenga vida,
y en tu nombre levantaré mis manos!

Mi alma quedará del todo satisfecha,
como si comiera los mejores platillos,
y mis labios te aclamarán jubilosos
al pensar en ti recostado en mi lecho,
al meditar en ti durante mis desvelos.
Porque tú has sido mi socorro,
alegré viviré bajo la sombra de tus alas.
Mi alma está apegada a ti;
tu mano derecha me brinda apoyo.

Isaías 55, 1-9

»Todos ustedes, los que tienen sed: Vengan a las aguas; y ustedes, los que no tienen dinero, vengan y compren, y coman. Vengan y compren vino y leche, sin que tengan que pagar con dinero. ¿Por qué gastan su dinero en lo que no alimenta, y su sueldo en lo que no les sacia? Escúchenme bien, y coman lo que es bueno; deléitense con la mejor comida. Inclinen su oído, y vengan a mí; escuchen y vivirán. Yo haré con ustedes un pacto eterno, que es el de mi invariable misericordia por David. Yo lo puse como testigo para los pueblos, y como jefe y maestro de las naciones. Por causa del Señor tu Dios, por el Santo de Israel que te ha honrado, llamarás a gente que no conocías; pueblos que nunca te conocieron correrán a ti.»

Busquen al Señor mientras pueda ser hallado; llámenlo mientras se encuentre cerca. ¡Que dejen los impíos su camino, y los malvados sus malos pensamientos! ¡Que se vuelvan al Señor, nuestro Dios, y él tendrá misericordia de ellos, pues él sabe perdonar con generosidad.

El Señor ha dicho:

«Mis pensamientos no son los pensamientos de ustedes, ni son sus caminos mis caminos. Así como los cielos son más altos que la tierra, también mis caminos y mis pensamientos son más altos que los caminos y pensamientos de ustedes.

1 Corintios 10, 1-13

Hermanos, no quiero que ignoren que todos nuestros antepasados estuvieron bajo la nube, y que todos cruzaron el mar. Todos ellos, en unión con Moisés, fueron bautizados en la nube y en el mar. También todos ellos comieron el mismo alimento espiritual, y todos bebieron la misma bebida espiritual, porque bebían de la roca espiritual que los seguía, la cual era Cristo. Pero la mayoría de ellos no agradó a Dios, y por eso quedaron tendidos en el desierto.

Pero todo esto sucedió como un ejemplo para nosotros, a fin de que no codiciemos cosas malas, como ellos lo hicieron. No sean idólatras, como lo fueron algunos de ellos, según está escrito: «El pueblo se sentó a comer y a beber, y luego se levantó a divertirse.» No caigamos en la inmoralidad sexual, como lo hicieron algunos de ellos, y por lo cual en un solo día murieron veintitrés mil. Tampoco pongamos a prueba a Cristo, como también algunos de ellos lo hicieron, y murieron por causa de las serpientes. 10 Ni murmuren, como algunos de ellos lo hicieron, y perecieron a manos del destructor. 11 Todo esto les sucedió como ejemplo, y quedó escrito como advertencia para nosotros, los que vivimos en los últimos tiempos. 12 Así que, el que crea estar firme, tenga cuidado de no caer. 13 A ustedes no les ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero Dios es fiel y no permitirá que ustedes sean sometidos a una prueba más allá de lo que puedan resistir, sino que junto con la prueba les dará la salida, para que puedan sobrellevarla.

Lucas 13, 1-9

En ese momento estaban allí algunos que le contaron a Jesús el caso de los galileos cuya sangre Pilato había mezclado con los sacrificios que ellos ofrecían. 2 Jesús les dijo: «¿Y creen ustedes que esos galileos eran más pecadores que el resto de los galileos, sólo porque padecieron así? 3 ¡Pues yo les digo que no! Y si ustedes no se arrepienten, también morirán como ellos. 4 Y en el caso de los dieciocho, que murieron aplastados al derrumbarse la torre de Siloé, ¿creen ustedes que ellos eran más culpables que el resto de los habitantes de Jerusalén? 5 ¡Pues yo les digo que no! Y si ustedes no se arrepienten, también morirán como ellos.»

6 También les dijo esta parábola: «Un hombre había plantado una higuera en su viña, y cuando fue a buscar higos en ella no encontró ninguno. 7 Entonces le dijo al viñador: “Hace tres años que vengo a buscar higos en esta higuera, y nunca encuentro uno solo. ¡Córtala, para que no se desaproveche también la tierra!” 8 Pero el viñador le dijo: “Señor, déjala todavía un año más, hasta que yo le afloje la tierra y la abone. 9 Si da fruto, qué bueno. Y si no, córtala entonces.”»

Agenda Evangélica: Salmo 34,16-23; 1 Reyes 19,1-8(9-13a) (P); Efesios 5,1-2(3-7)8-9;
Lucas 9,57-62