3º domingo de Cuaresma, Oculi

Y si ustedes no se arrepienten, también morirán como ellos.

Lucas 13,5b (RVC)

La mayoría de nosotros piensa que hay personas que necesitan arrepentirse más que otras.
Jesús, al responder a la pregunta realizada por la gente referida a dos hechos históricos, echa por tierra tal pensamiento.
Tanto los galileos como los que ayudaron en la construcción de la torre de Siloé, unos, opositores al gobierno de Pilato y los otros, colaboracionistas, necesitaban arrepentirse.
Es que es ineludible este acto, pues Jesús así lo expresa cuando dice en su mensaje al comienzo de su ministerio: “El tiempo se ha cumplido, y el reino de Dios se ha acercado. Arrepiéntanse, y crean en el evangelio” (Marcos 1,15).
Esta tercera parte del mensaje de Jesús, el arrepentimiento, la metanoia, luego de la regeneración espiritual obrada por Dios, por pura gracia, que nos da vida, tiene como consecuencia indefectible el cambio en nuestra manera de pensar, para que así también se produzca un cambio en nuestra manera de vivir (Romanos 12,2) y de esa forma recibir la fe salvadora que también es un don de Dios.
Forma parte del relato completo la parábola de la higuera estéril, cuya enseñanza espiritual es la paciencia de Dios. En el contexto en la cual Jesús la contó, se aplica al pueblo de Israel, pero, se puede aplicar a nosotros hoy día también.
Señor: Confesamos que somos todos pecadores y que todos necesitamos arrepentirnos y que de no ser por tu gracia, estando todos nosotros muertos en nuestros delitos y pecados, nos has regenerado espiritualmente, para que podamos arrepentirnos y creer en el evangelio. Toda la obra de la salvación es tuya. Amén.

Omar Darío Dalinger

Salmo 63,1-8; Isaías 55,1-9; 1 Corintios 10,1-13; Lucas 13,1-9
Agenda Evangélica: Salmo 34,16-23; 1 Reyes 19,1-8(9-13a) (P); Efesios 5,1-2(3-7)8-9; Lucas 9,57-62

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