Trinidad
De la misma manera que Moisés levantó en alto la serpiente en el desierto, también es necesario que el Hijo del hombre sea levantado en alto, para que todos los que creen en él tengan Vida eterna.
Juan 3,14-15

Hoy celebramos la Santísima Trinidad. Dios Creador, Jesús el Salvador y el Espíritu Santo que actúa en nuestro mundo y en nuestras vidas.
Nicodemo, un destacado fariseo, se acerca a Jesús en busca de mayor comprensión. Sin embargo, el diálogo entre ellos no fluye con facilidad, ya que hay temas terrenales, carnales como menciona Pablo, y también temas celestiales, de espíritu. Jesús le explica a Nicodemo que para percibir el Reino, es necesario nacer de nuevo: nacer del agua y del Espíritu.
Y dado que Nicodemo estaba ilustrado en la Ley, le presenta como analogía el relato de Moisés en el desierto, cuando el pueblo se enfrenta a una invasión de serpientes. Moisés coloca en la parte superior de una vara una serpiente hecha de bronce, y ordena que todos los que sean mordidos miren hacia ella para evitar morir envenenados.
De esta manera, Jesús declara que el Hijo del Hombre debe ser elevado, para que aquellos que crean en Él tengan vida eterna. En otras palabras, hemos sido picados por el pecado; y Él, que se encuentra en la cima de la cruz, nos libera del pecado para que no muramos. Nos libera de la muerte en la carne para que podamos vivir en la eternidad del Espíritu. Amén.

Atilio Hunzicker

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