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Salmo 118:14-29
14 El Señor es mi fortaleza y mi cántico,
y él ha sido mi salvación.
15 A voz de júbilo y de victoria
se oyen las voces de los justos en las tiendas de los justos:
¡La mano derecha del Señor hace proezas!
16 La mano derecha del Señor es sublime,
la mano derecha del Señor hace proezas.
17 No moriré, sino que viviré,
y contaré las obras del Señor.
18 Me castigó gravemente el Señor,
pero no me entregó a la muerte.
19 Ábranme las puertas de la justicia;
entraré por ellas y alabaré al Señor.
20 Esta es la puerta del Señor,
por ella entrarán los justos.
21 Te alabaré porque me has respondido,
y has sido mi salvación.
22 La piedra que desecharon los edificadores
ha venido a ser cabeza del ángulo.
23 El Señor ha hecho esto,
y es cosa maravillosa a nuestros ojos.
24 Este es el día que hizo el Señor;
nos gozaremos y alegraremos en él.
25 ¡Te ruego, Señor, que nos salves!
¡Te ruego, Señor, que hagas prosperar nuestra obra!
26 Bendito el que viene en el nombre del Señor;
desde la casa del Señor los bendecimos.
27 El Señor es Dios, y nos ha dado luz;
atádenle a la víctima con cuerdas,
hasta los cuernos del altar.
28 Tú eres mi Dios, y te alabaré;
eres mi Dios, y te exaltaré.
29 Den gracias al Señor, porque él es bueno,
porque su misericordia es para siempre.
Salmo 150
1 ¡Aleluya!
Alabad a Dios en su santuario;
alabadle en el firmamento de su poder.
2 Alabadle por sus proezas;
alabadle según la muchedumbre de su grandeza.
3 Alabadle a son de trompeta;
alabadle con arpa y con cítara.
4 Alabadle con pandero y danza;
alabadle con cuerdas y flautas.
5 Alabadle con címbalos resonantes;
alabadle con címbalos de júbilo.
6 Todo lo que respira, alabe al Señor.
¡Aleluya!
Hechos 5:27-32
27 Y los trajeron y los pusieron delante del concilio; y el sumo sacerdote los interrogó,
28 diciendo: «¿No os mandamos estrictamente que no enseñaseis en ese nombre? Y ahora habéis llenado a Jerusalén de vuestra doctrina, y queréis echar sobre nosotros la sangre de ese hombre.»
29 Entonces Pedro y los apóstoles respondieron y dijeron:
—Es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres.
30 El Dios de nuestros padres levantó a Jesús, a quien vosotros matasteis colgándole de un madero.
31 A este, Dios ha exaltado con su diestra por Príncipe y Salvador, para dar a Israel arrepentimiento y perdón de pecados.
32 Y nosotros somos testigos de estas cosas, y también el Espíritu Santo, el cual ha dado Dios a los que le obedecen.
Apocalipsis 1:4-8
4 Juan, a las siete iglesias que están en Asia:
Gracia y paz a vosotros, del que es, y que era, y que ha de venir; y de los siete espíritus que están delante de su trono;
5 y de Jesucristo, el testigo fiel, el primogénito de los muertos, y el soberano de los reyes de la tierra.
Al que nos ama y nos lavó de nuestros pecados con su sangre,
6 y nos hizo reyes y sacerdotes para Dios, su Padre;
a él sea gloria e imperio por los siglos de los siglos. Amén.
7 He aquí que viene con las nubes, y todo ojo le verá,
y los que le traspasaron, y todos los linajes de la tierra harán lamentación por él. Sí, amén.
8 Yo soy el Alfa y la Omega, principio y fin, dice el Señor, el que es, el que era, y el que ha de venir, el Todopoderoso.
Juan 20:19-31
Jesús se aparece a los discípulos
19 Al atardecer de aquel día, el primer día de la semana, estando las puertas cerradas donde los discípulos estaban por miedo a los judíos, vino Jesús y se puso en medio y les dijo:
—¡Paz a vosotros!
20 Y cuando les hubo dicho esto, les mostró las manos y el costado. Y los discípulos se regocijaron al ver al Señor.
21 Entonces Jesús les dijo otra vez:
—¡Paz a vosotros! Como el Padre me envió, así también yo os envío.
22 Y habiendo dicho esto, sopló y les dijo:
—Recibid el Espíritu Santo.
23 A quienes perdonareis los pecados, les son perdonados; a quienes se los retuviereis, les son retenidos.
24 Pero Tomás, uno de los doce, llamado el Dídimo, no estaba con ellos cuando Jesús vino.
25 Le dijeron, pues, los otros discípulos:
—Hemos visto al Señor.
Pero él les dijo:
—Si no viere en sus manos la señal de los clavos, y metiere mi dedo en el lugar de los clavos, y metiere mi mano en su costado, no creeré.
26 Ocho días después, estaban otra vez sus discípulos dentro, y Tomás con ellos. Llegó Jesús, estando las puertas cerradas, y se puso en medio y les dijo:
—¡Paz a vosotros!
27 Luego dijo a Tomás:
—Pon aquí tu dedo y mira mis manos; y acerca tu mano y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente.
28 Entonces Tomás respondió y le dijo:
—¡Señor mío y Dios mío!
29 Jesús le dijo:
—Porque me has visto, has creído; bienaventurados los que no vieron y creyeron.
30 Jesús hizo muchas otras señales en presencia de sus discípulos, las cuales no están escritas en este libro;
31 pero estas se han escrito para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que, creyendo, tengáis vida en su nombre.
Agenda Evangélica: Salmo 116,1-9.13; Isaías 40,26-31; 1 Pedro 1,3-9 (P); Juan 20,19-29