1° domingo después de Navidad

Así pues, tú ya no eres esclavo, sino hijo de Dios; y por ser hijo suyo, es voluntad de Dios que seas también su heredero.

Gálatas 4,7

Pasó la Navidad, el niño ha nacido, lo hemos recordado y celebrado. Pero, ¿y ahora?

El texto bíblico de hoy nos dice que Dios envió a su Hijo para que Él cambie nuestra condición. Con Cristo ahora gozamos de los derechos de ser hijos de Dios, pues ya no somos más esclavos. Ahora somos hijos e hijas de Dios y somos también herederos y herederas suyas. ¡Por Cristo heredamos la salvación!

Ser heredero/a significa recibir, por ley o por testamento, bienes materiales de algún antecesor. Pero no solamente se heredan los bienes, sino que un/a heredero/a también hereda derechos y obligaciones.

Cristo ha venido por nosotros y nos hace parte de esto. Estamos llamados a vivir este nacimiento, celebrarlo, pero también a anunciar esta buena noticia, valorando este “ser parte” con nuestro testimonio y nuestro caminar. Así como el ser heredero no es algo que uno pueda elegir, Dios nos elige a nosotros/as para dar continuidad a esta historia.

A partir del nacimiento de Cristo somos hijos y herederos, hijas y herederas. ¡Tenemos este derecho!

Siendo parte de esto, estamos llamados a tener en cuenta las características de nuestro Cristo, buscando caminar con humildad y luchando contra la injusticia, así como también cuidando de la creación que pertenece a Dios y que queremos dejar en las mejores condiciones para las futuras generaciones.

Enviado soy de Dios, mi mano lista está, a construir con Él un mundo fraternal. (Canto y Fe N° 150)

Jhonatan Schubert Dumke

Salmo 148; Isaías 61,10-62,3; Gálatas 4,4-7; Lucas 2,22-40

Agenda Evangélica: Salmo 71,1-3.12.14-18; Isaías 49,13-16; 1 Juan 1,1-4;

(P) Lucas 2,(22-24)25-38(39-40)

Compartir!

Share on facebook
Facebook
Share on twitter
Twitter
Share on linkedin
LinkedIn
Share on whatsapp
WhatsApp
Share on email
Email
Share on print
Print