Domingo 28 de abril

5º Domingo de Pascua
Si una de mis ramas no da uvas, la corta; pero si da uvas, la poda y la limpia, para que dé más.
Juan 14,2

Es hermoso contemplar un jardín, una huerta o una plaza cuidadosamente mantenidos y arreglados, donde las plantas exhiben salud y exuberancia. Cada planta brinda lo mejor de sí misma: flores, frutos o simplemente follaje. Sin embargo, esto demanda un esfuerzo considerable y dedicación. El jardinero debe estar alerta ante plagas y enfermedades, así como también debe retirar hojas o podar ramas que no están desarrollándose adecuadamente y podrían afectar el bienestar general de la planta.

En relación a las personas, entra en juego la disciplina, que no se confunde con rigidez ni violencia, sino que representa una manera de comportarse, un estilo de vida, una herramienta valiosa y un acto de amor. Pablo nos señala que la vida cristiana guarda similitud con una carrera en la que nos perfeccionamos en el amor… y precisamente esto es disciplina: escoger diariamente nuestras acciones y palabras, en búsqueda de nuestro propósito, que es vivir una vida de fe. «Podar» y eliminar nuestras conductas negativas, formas de expresarnos o pensamientos, nos asisten en una mejora constante y en dar los frutos que Dios espera de nosotros.

De la misma manera en que educamos a nuestros/as hijos/as Dios lo hace con nosotros, nos limpia, entresaca nuestras hojas secas y poda aquellas ramas que no sirven, para que demos buen fruto. Dejémonos corregir por Dios a través de su Palabra, porque es la única forma que nuestro fruto sea abundante.
“Guárdame, Señor Jesús, para que no caiga; cual sarmiento en una vid Vida de Ti traiga.” Amén.
(Lejos de mi Dios – Nº 245 – Culto Cristiano)

Estela Andersen
Juan 15,1-8

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