1° domingo después de Navidad
Levántate, toma al niño y a su madre, y regresa a Israel, porque los que querían matar al niño han muerto ya.
Mateo 2,20
Parecen eternos los sufrimientos en tiempos de persecución, pero ningún plan humano dura para siempre. Por muy poderoso que sea el poderoso, los tiempos de Dios también le llegarán.
Muchos pretenden imponer sus proyectos, sus miserias y sus codicias personales sin importar el costo o el dolor que provoquen, y por mucho que nos cueste recordarlo, eso también quedará en el pasado.
Dios nos hablará, como a José, para avisarnos que volvamos de nuestro exilio, que los perversos ya no podrán hacernos daño.
Es posible que no sea la muerte el final de la tiranía,
es posible que los caminos de Dios nos involucren activamente
y nos demanden acciones diacónicas y proféticas,
en la certeza de que el proyecto de Dios es de vida plena para su creación.
Levántate y regresa
levántate de la mano con otros y otras
levántate llena de esperanza y proyectos
levántate abrazando la Palabra de tu Dios,
para regresar a la vida plena, levántate
para construir comunidad, levántate
para caminar hacia el Reino, levántate.
“Renacer para una esperanza viva, como rama florecida sobre el tronco, renacer. Renacer a una tierra prometida, una herencia compartida: ¡Palabra de Dios!” (Canto y Fe número 239).
Peter Rochón