1° domingo de Adviento
¡Danos vida, y sólo a ti te invocaremos!
Salmo 80,18
Este domingo comenzamos el tiempo de Adviento, momento de re-flexión, espera y preparación para recibir a Dios hecho ser humano en el Niño Jesús.
En este contexto, las palabras del salmista nos ayudan a reflexionar. “Danos vida” es un imperativo que muestra una forma de relacionarnos con Dios. Creemos en Él, y por eso nos dirigimos con la certeza de que escuchará nuestras palabras. Y es con esa vida que invocamos su presencia en medio nuestro.
Sabemos que nuestra vida proviene sólo de Dios, quien en su amor nos dio a su Hijo Jesucristo, aquél que se jugó su vida en favor de la nuestra. Sin embargo, vivimos en una sociedad cuyo sistema económico y político nos demanda invocación y sumisión. Nos demanda nuestra vida (hambrunas, guerras, migraciones forzadas, discriminación… muerte). El sistema necesita de nosotros, no puede vivir sin nuestras vidas y, lo peor, no hace nada para preservarlas.
En el tiempo de Adviento caminamos con una tenue luz, pero carga-da de esperanza en la venida del Niño Jesús, y eso debería reflejarse en nuestras acciones cotidianas. Debemos invocar a Dios con nuestra vida, con testimonios concretos de amor, que reflejen la posibilidad de construir otra realidad, otra sociedad.
Debemos invocar a Dios con nuestras vidas, porque ellas son un regalo de su amor para ser compartidas y vividas con otros, con otras.
Que mi vida entera esté consagrada a ti, Señor; que mis manos pueda guiar el impulso de tu amor. (Canto y Fe N° 307)
Joel A. Nagel
Salmo 80,1-7.16-18; Isaías 64,1-9; 1 Corintios 1:3-9; Marcos 13,24-37
Agenda Evangélica: Salmo 24; Mateo 21,1-11; Romanos 13,8-12; (P) Zacarías 9,9-10