22° domingo después de Pentecostés, 30° en el año
Pero hay un segundo, parecido a éste; dice: “Ama a tu prójimo como a ti mismo”.
Mateo 22,39
Un maestro fariseo le pregunta a Jesús por el mandamiento más importante, quizás queriendo hacerle “pisar el palito” para cuestionar luego el que haya priorizado por sobre los demás.
Muchas veces nos encontramos en situaciones en que la respuesta a la decisión que debemos tomar no es sencilla. Ya sea porque hay más de una respuesta que nos parezca correcta, o porque no hay ninguna y sentimos que debemos optar por la “menos mala”. Y muchas veces, son pocas las opciones presentadas como posibles por los discursos planteados por la sociedad o los medios. La respuesta de Jesús nos da una pista para todas estas situaciones.
Por un lado, responde con dos mandamientos, no con uno. Cuestiona la presión o intencionalidad en la pregunta recibida. Y por otro lado, destaca a estos dos no por encima o en oposición de los otros, sino como basamento de ellos. No se deja llevar por la pregunta capciosa y por el contrario, cambia la lógica del planteo recibido. Las encrucijadas en que nos ubican las reglas de nuestra sociedad o las malas intenciones de algunos pueden parecer desafiantes, pero lo que no debemos olvidar es amar a nuestros prójimos como a nosotros mismos. Si ponemos como brújula y como criterio más importante para nuestras decisiones al amor, al respeto y al cuidado por nuestro prójimo, seguramente muchas de estas situaciones parezcan menos complejas.
“Es lo más grande el amor, nunca dejará de existir,
no guarda duda o rencor, sin amor no es posible vivir.
Sin amor no es posible vivir”
(Letra de canción: “1° Corintios 13”)
Guido Forsthuber