Salmo 71, 1-6
Señor, en ti busco refugio;
¡Jamás permitas que sea yo avergonzado!
2 ¡Ven a socorrerme, y líbrame, pues tú eres justo!
¡Dígnate escucharme, y ven a salvarme!
3 ¡Sé para mí una roca de refugio,
en donde siempre pueda resguardarme!
Sólo tú puedes decretar mi salvación,
porque tú eres mi roca y mi fortaleza.
4 Dios mío, líbrame del poder de los impíos,
del poder de los perversos y violentos.
5 Tú, Señor mi Dios, eres mi esperanza;
tú me has dado seguridad desde mi juventud.
6 Desde el vientre de mi madre me has sostenido;
¡tú me sacaste de las entrañas de mi madre,
y para ti será siempre mi alabanza!

Jeremías 1, 4 -10
4 La palabra del Señor vino a mí, y me dijo:
5 «Antes de que yo te formara en el vientre, te conocí. Antes de que nacieras, te santifiqué y te presenté ante las naciones como mi profeta.»
6 Yo dije:
«¡Ay, Señor! ¡Ay, Señor! ¡Date cuenta de que no sé hablar! ¡No soy más que un muchachito!»
7 Pero el Señor me dijo:
«No digas que sólo eres un muchachito, porque harás todo lo que yo te mande hacer, y dirás todo lo que te ordene que digas. 8 No temas delante de nadie, porque yo estoy contigo y te pondré a salvo.»
—Palabra del Señor.
9 Y el Señor extendió su mano, me tocó la boca y me dijo:
«Yo, el Señor, he puesto mis palabras en tu boca. 10 Date cuenta de que este día te he puesto sobre naciones y reinos, para que arranques y destruyas, para que arruines y derribes, para que construyas y plantes.»

1 Corintios 13, 1-13
Si yo hablara lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo a ser como metal resonante, o címbalo retumbante. 2 Y si tuviera el don de profecía, y entendiera todos los misterios, y tuviera todo el conocimiento, y si tuviera toda la fe, de tal manera que trasladara los montes, y no tengo amor, nada soy. 3 Y si repartiera todos mis bienes para dar de comer a los pobres, y entregara mi cuerpo para ser quemado, y no tengo amor, de nada me sirve.
4 El amor es paciente y bondadoso; no es envidioso ni jactancioso, no se envanece; 5 no hace nada impropio; no es egoísta ni se irrita; no es rencoroso; 6 no se alegra de la injusticia, sino que se une a la alegría de la verdad. 7 Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.
8 El amor jamás dejará de existir. En cambio, las profecías se acabarán, las lenguas dejarán de hablarse, y el conocimiento llegará a su fin. 9 Y es que sólo conocemos y profetizamos de manera imperfecta, 10 pero cuando venga lo perfecto, lo que es imperfecto se acabará. 11 Cuando yo era niño, mi manera de hablar y de pensar y razonar era la de un niño; pero cuando llegué a ser hombre, dejé atrás las cuestiones típicas de un niño. 12 Ahora vemos con opacidad, como a través de un espejo, pero en aquel día veremos cara a cara; ahora conozco en parte, pero en aquel día conoceré tal y como soy conocido. 13 Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor. Pero el más importante de todos es el amor.

Lucas 4, 21-30
21 Entonces él comenzó a decirles: «Hoy se ha cumplido esta Escritura delante de ustedes.» 22 Todos hablaban bien de él y se quedaban asombrados de las palabras de gracia que emanaban de sus labios, y se preguntaban: «¿Acaso no es éste el hijo de José?» 23 Jesús les dijo: «Sin duda ustedes me recordarán el refrán que dice: “Médico, cúrate a ti mismo”, y también “Haz aquí en tu tierra todo lo que hemos oído que hiciste en Cafarnaún.”» 24 Y añadió: «De cierto les digo que ningún profeta es bien recibido en su propia tierra. 25 A decir verdad, en los días de Elías, cuando durante tres años y medio el cielo se cerró y hubo mucha hambre en toda la tierra, había muchas viudas en Israel; 26 pero Elías no fue enviado a ninguna de ellas, sino a una viuda en Sarepta de Sidón. 27 Y en los días del profeta Eliseo había también muchos leprosos en Israel, pero ninguno de ellos fue limpiado sino Namán el sirio.» 28 Al oír esto, todos en la sinagoga se enojaron mucho. 29 Se levantaron, lo echaron fuera de la ciudad, y lo llevaron hasta la cumbre del monte sobre el que estaba edificada la ciudad, para despeñarlo. 30 Pero él pasó por en medio de ellos, y se fue.

Agenda Evangélica: Salmo 97; Éxodo 3,1-10(11-12)13-14(15); 2 Corintios 4,6-10; Mateo 17,1-9; Éxodo 34,29-35 (P)