6° domingo después de Pentecostés, 14° en el año
¿No es éste el carpintero, el hijo de María y hermano de Santiago, José, Judas y Simón? ¿Y no viven sus hermanas también aquí, entre nosotros? Y no tenían fe en él.
Marcos 6,3
Un pescador acababa de pescar algunos cangrejos y los había puesto en una caja.
-¿Y los deja en una caja abierta? –preguntó otro con tono extraño. ¿No se le escaparán?
El pescador sacudió la cabeza y sonrió.
-Hace mucho tiempo aprendí que cuando en un cubo hay al menos dos cangrejos, mientras uno intenta trepar al borde, el otro tira de él hacia abajo.
Este conocido relato deja al descubierto la manera particular en que los cangrejos pueden ver las cosas, aunque ellos no son los únicos, hay personas que pueden emparentarse con esto; cuesta reconocer y aceptar el talento y los valores de quienes tenemos a nuestro alrededor porque son vistos como una amenaza.
Algo semejante le sucedió a Jesús, anduvo por toda Galilea sanando enfermos, predicando el mensaje, haciendo numerosos milagros. Esto le había generado una gran reputación y muchos seguidores. Cierto día decidió regresar, junto a sus discípulos, a su pueblo en Nazaret, allí comenzó a predicar en la sinagoga. El pueblo al reconocerlo como “el carpintero”, “hijo de María”, lejos de alegrarse por su presencia y sabiduría, comenzó a rechazarle. Su propio pueblo que lo vio crecer no pudo alegrarse de que Jesús fuera el Maestro. A pesar de esta situación Jesús continuó con su ministerio.
Cuando te encuentres atravesando una situación movida por los celos, o recibiendo críticas infundadas, revístete de serenidad y valor, sigue adelante como lo hizo Jesús, así cumplirás el propósito que Dios tiene para ti.
El Señor es mi fuerza, mi roca y salvación… (Canto y Fe Nº 217)
Alicia Wagner
Salmo 123; Ezequiel 2,1-5; 2 Corintios 12,2-10; Marcos 6,1-13
Agenda Evangélica: Salmo 73,1-3.8-10.23-26; Génesis 12,1-4a; 1 Corintios 1,18-25 (P); Lucas 5,1-11
