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Salmo 37:1-9
1 No te impacientes a causa de los malignos,
ni tengas envidia de los que hacen iniquidad,
2 porque como hierba serán pronto cortados,
y como la hierba verde se secarán.
3 Confía en Jehová y haz el bien;
y habitarás en la tierra y te apacentarás de la verdad.
4 Deléitate asimismo en Jehová,
y él te concederá las peticiones de tu corazón.
5 Encomienda a Jehová tu camino,
y confía en él;
y él hará.
6 Exhibirá tu justicia como la luz,
y tu derecho como el mediodía.
7 Guarda silencio ante Jehová y espera en él;
no te alteres con motivo del que prospera en su camino,
por el hombre que hace maldades.
8 Deja la ira y deséchala,
no te excites en manera alguna a hacer lo malo,
9 porque los malignos serán desarraigados,
pero los que esperan a Jehová, ellos heredarán la tierra.
Habacuc 1:1-4; 2:1-4
1:1-4
1 La profecía que vio el profeta Habacuc.
2 ¿Hasta cuándo, Jehová, clamaré, y no oirás?
¿Gritaré a ti violencia, y no salvarás?
3 ¿Por qué me haces ver iniquidad,
y haces que vea molestia?
Porque destrución y violencia están delante de mí,
y pleito y contienda se levantan.
4 Por lo cual la ley es debilitada,
y el juicio no sale según la verdad,
porque el impío rodea al justo;
por eso sale torcida la justicia.
2:1-4
1 Sobre mi guardia estaré,
y sobre la fortaleza firmaré mi pie,
y velaré para ver lo que se me dirá,
y qué he de responder tocante a mi queja.
2 Y Jehová me respondió y dijo:
Escribe la visión, y declárala en tablas,
para que corra el que la leyere en ella.
3 Aunque la visión tardara aún por un tiempo,
se apresura hacia el fin, y no mentirá;
aunque tardare, espéralo,
porque sin duda vendrá, no tardará.
4 He aquí que aquél cuya alma no es recta se enorgullece;
pero el justo vivirá por su fe.
2 Timoteo 1:1-14
1 Pablo, apóstol de Jesucristo por la voluntad de Dios, según la promesa de vida que es en Cristo Jesús,
2 a Timoteo, amado hijo: Gracia, misericordia y paz, de Dios Padre y de Cristo Jesús nuestro Señor.
3 Doy gracias a Dios, a quien sirvo desde mis mayores,
con limpia conciencia, de que sin cesar me acuerdo de ti en mis oraciones, noche y día,
4 deseando verte, al acordarme de tus lágrimas, para llenarme de gozo,
5 trayendo a la memoria la fe no fingida que hay en ti,
la cual habitó primero en tu abuela Loida, y en tu madre Eunice, y estoy seguro que en ti también.
6 Por lo cual te aconsejo que avives el fuego del don de Dios que está en ti por la imposición de mis manos.
7 Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio.
8 Por tanto, no te avergüences de dar testimonio de nuestro Señor, ni de mí, preso suyo,
sino participa de las aflicciones por el evangelio según el poder de Dios,
9 quien nos salvó y llamó con llamamiento santo, no conforme a nuestras obras, sino según el propósito suyo y la gracia que nos fue dada en Cristo Jesús antes de los tiempos de los siglos,
10 pero que ahora ha sido manifestada por la aparición de nuestro Salvador Jesucristo,
el cual abrogó la muerte y trajo a luz la vida y la inmortalidad por el evangelio,
11 para lo cual yo fui constituido predicador, apóstol y maestro de los gentiles.
12 Por lo cual asimismo padezco estas cosas;
pero no me avergüenzo,
porque sé a quién he creído,
y estoy seguro que es poderoso para guardar mi depósito para aquel día.
13 Retén la forma de las sanas palabras que de mí oíste,
en fe y amor que es en Cristo Jesús.
14 Guarda el buen depósito por el Espíritu Santo que mora en nosotros.
Lucas 17:5-10
5 Dijeron los apóstoles al Señor:
Auméntanos la fe.
6 Y el Señor dijo:
Si tuvierais fe como un grano de mostaza,
diríais a este sicómoro:
Desarráigate y plántate en el mar,
y os obedecería.
7 ¿Quién de vosotros, teniendo un siervo que labra la tierra o apacienta las ovejas,
le dice cuando ha venido del campo:
Pasa y siéntate a la mesa?
8 ¿No le dice más bien: Prepárame la cena,
cíngete y sírveme hasta que haya comido y bebido,
y después come y bebe tú?
9 ¿Acaso da gracias al siervo porque hizo lo que se le había ordenado?
Yo creo que no.
10 Así también vosotros, cuando hayáis hecho todo lo que os ha sido ordenado,
decid:
Siervos inútiles somos;
porque lo que debíamos hacer, hicimos.
Agenda Evangélica: Salmo 104,1a.10-15.27-30.33; Deuteronomio 8,7-18; 2 Corintios 9,6-15; Marcos 8,1-9; Isaías 58,7-12 (P)